Reseña de documental: Nuclear Now de Oliver Stone

Nuclear Now - Afiche
Afiche de Nuclear Now de Oliver Stone.

Una de las cosas que me sorprendió a principios de año fue cuando me enteré de que Oliver Stone iba a hacer disponible un documental en torno a la energía nuclear. Stone no es extraño a formar controversias en torno a sus filmes, como por ejemplo la famosa película JFK donde propuso que la Agencia Central de Inteligencia encabezó el asesinato del presidente Kennedy. O su documental South of the Border, donde presentó de manera positiva a algunos gobiernos progresistas, aunque algunos de ellos eran autoritarios o fueron impopulares por razón de la corrupción. Cuando me enteré de la noticia de que iba a hacer un documental sobre nuclear, me llevé la mano a la cabeza y dije … “Nooo. ¡Va a hablar en contra de nuclear!”

A medida que pasó el tiempo, me di cuenta de que no era así, que el documental iba a estar dirigido a hablar a favor de la energía nuclear. Permanecí optimista, pero con mucha cautela, por miedo a que presentara mala información al público. Fui con unos amigos humanistas para verla hoy durante el fin de semana, y de aquí, la reseña.

Hasta hoy, pensaba que solo podía recomendar un documental a favor de la energía nuclear, a saber, la película Pandora’s Promise del documentalista Robert Stone, que narra la historia de cómo cuatro partidarios antinucleares (Stewart Brand, Michael Shellenberger, Richard Rhoads, Gwyneth Cravens y Mark Lynas) cambiaron su parecer en torno a la tecnología debido a la evidencia científica a su favor. Para mí, éste era el único documental basado fuertemente en evidencia sólidamente fundada en material arbitrado por pares de las mejores autoridades científicas del mundo. Lo que faltaba de esa película —me imagino que por falta de tiempo o dinero— era una profundización en las nuevas tecnologías que han hecho a la energía nuclear más segura y más viable económicamente que en el presente.

Digamos que el documental de Oliver Stone, Nuclear Now, complementa lo que faltaba de aquel filme. Ya Pandora’s Promise no es el único documental científicamente fundado. Me place decir que Nuclear Now es sólidamente informado (la parte que más me importa) y maravillosamente presentado en torno a la energía nuclear. Discute muy bien muchos de los temas que más preocupan al público, a saber, la cuestión de los accidentes nucleares (Three Mile Island, Chernobyl y Fukushima) y la de los residuos nucleares. También coloca en el centro de la discusión el asunto de la importancia de la energía nuclear como clave para ayudar a remediar los problemas que se nos avecinan —y que ya estamos viviendo— en relación con el calentamiento global y el cambio climático que conlleva.

Una parte de la película se dedicó a investigar la historia de la energía nuclear, no solamente desde la perspectiva militar, sino de la esperanza que se suscitó a partir de esta novedad para fines pacíficos (Atoms for Peace). Habla del uso de la energía nuclear como combustible para mover embarcaciones y submarinos militares, como un inicio de lo que hoy conocemos como mini o microrreactores. En fin, asocia ese tipo de tecnología con los minirreactores modulares pequeños (SMRs por sus siglas en inglés) que se van a instalar en varios lugares del mundo. Esta es una enorme contribución de Stone, porque pone en perspectiva el hecho de que no son tecnología nueva, sino que se han empleado de manera plenamente segura por décadas, además de ser muy conocida en por la ingeniería nuclear. Simultáneamente, el documental se vuelve una fuerte promotora de la física cuando pone en perspectiva científica la herencia de, no solo lo malo, sino todo el potencial de la energía nuclear desde tiempos de Albert Einstein y su famosa ecuación E=mc².

Discute bastante a fondo el favorecimiento inicial de la energía nuclear por parte de organizaciones ambientalistas tales como lo fueron el Sierra Club y otros. Pero, también revela cómo la industria de combustibles fósiles ha estimulado el uso de fuentes renovables intermitentes, ya que saben que con ellas, su inversión en dichas fuentes que emiten gases de invernadero están aseguradas, y cómo han financiado grupos ambientalistas para que hagan campaña en contra de las nucleares. Además, enfrenta la historia de los temores históricos que se han fomentado en el público a partir del incidente de Three Mile Island (TMI), que ocurrió mientras se presentaba la película The China Syndrome, que desinformaba en torno a las consecuencias de un derretimiento de combustible (meltdown) nuclear. Y es en el caso específico de TMI donde Stone hace otra valiosa contribución: TMI no fue una historia de fracaso, sino una historia de éxito. Aunque de manera breve, explica que las medidas de seguridad que se tomaron en caso de un accidente nuclear fue lo que previno que el público se afectara por el evento. Hasta el día de hoy, no tenemos un solo caso validado científicamente de enfermedad o muerte debido al incidente de TMI.

En el caso específico de Chernóbil, el mismo Stone ha tomado la decisión seria de tomar como referencia el estudio hecho por el Chernobyl Forum y agencias de las Naciones Unidas, que constituye el estudio más exhaustivo —ver anejo UNSCEAR— hasta la fecha (con su respectivo resumen) en torno a las consecuencias a la salud del acontecimiento. Deja entrever que hasta el momento, solo se han registrado muertes directas de alrededor de 50 personas y se prevé muertes a la larga de 4,000. Es importante aclarar que estas cifras deben atemperarse, ya que las muertes esperadas hasta el momento pueden ser mucho menores de lo anticipado. Pero también cabe destacar que hay estudios que ponen en duda esas cifras oficiales. En otras palabras, aunque las cifras dadas por el Chernobyl Forum son las más sólidas que tenemos hasta el momento, existe debate en la academia al respecto. Otra valiosa contribución de Oliver Stone fue el cuestionamiento de la serie de HBO Chernobyl a la hora de entrevistar a uno de los físicos rusos que vivió el momento. De acuerdo con él, la serie está equivocada al atribuir el accidente al aparato soviético, si no que se responsabilizó a sí mismo y a los físicos que laboraron el diseño de la planta.

Simultáneamente, este mismo científico lamenta que este descuido que llevó a Chernóbil llevó al mundo a decidir por algo de lo que él está en contra: el cierre de plantas nucleares en todo el mundo por el miedo a un accidente. El documental procede a hablar de tales decisiones, especialmente comparando las experiencia de Francia y las consecuencias ambientales de la reciente decisión de Alemania de decomisar sus plantas.

El documental también trata maravillosamente el incidente de Fukushima y sus consecuencias reales. Asimismo, dedica una buena parte a mostrarle al público lo inofensivos que son los residuos nucleares, y cómo la industria nuclear es la única en el mundo que asume los costos de guardar y vigilar estos restos, y cómo la industria y agencias internacionales dispondrán de ellos.

Ahora bien, lo que sí me pareció más importante fue la discusión de tecnologías nuevas. Esta es la parte en que presenta los SMRs como un nuevo horizonte de desarrollo de la energía nuclear, y presentó varios modelos. Entre ellos, mostró tres de los cuatro que se han propuesto para Puerto Rico, a saber: BRWX-300, la Xe-100 y la NuScale. (El cuarto que no aparece en el documental es el microrreactor eVinci de Westinghouse). Menciona también el caso del microrreactor Aurora diseñado conceptualmente por la compañía Oklo, y los reactores modulares de Rolls-Royce que se construirán en Gran Bretaña. Stone también viajó a Rusia donde nos presenta la tecnología nuclear más avanzada desarrollada por ese país. Presenta plantas en Rusia, algunas que consumen residuos nucleares, y otras que proveen energía mediante embarcación. Todas estas tecnologías son resistentes a accidentes nucleares como los de Chernóbil o Fukushima. Coloca también las discusiones anteriores en el contexto del aumento vertiginoso de consumo de energía en los países en vías de desarrollo.

Ahora bien, así como podemos encontrar genuina información en todo lo que nos presenta Stone, podemos indicar tres críticas significativas. La primera es que algunas de las cifras ofrecidas son viejas y necesitan ponerse al día o colocarse en el contexto del debate académico, como ya indicamos arriba. Lo segundo, no trata el tema de la seguridad con la profundidad que debería en relación con las nuevas tecnologías, es decir, cómo están diseñadas para que virtualmente sea imposible un escenario como el de Chernóbil o Fukushima. Finalmente, la cuestión de los costos de construcción de estas plantas —tal vez el obstáculo más importante para el empleo de la energía nuclear— se halla casi ausente en la película. Este asunto es uno subsanable mediante cambios en política pública, pero se deja en el tintero.

En suma, a pesar de estos tres últimas críticas, en general es un documental que no tengo ningún reparo en recomendarle al público. Al final, presenta un panorama muy esperanzador de una tecnología que ha sido injustamente marginada y despreciada. Acá en Puerto Rico, el filme se continuará presentando en Fine Arts Miramar hasta el 3 de mayo. Les invito a todos para que vayan a verlo.

Advertisement

Leave a Reply

Fill in your details below or click an icon to log in:

WordPress.com Logo

You are commenting using your WordPress.com account. Log Out /  Change )

Facebook photo

You are commenting using your Facebook account. Log Out /  Change )

Connecting to %s

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.