¡¿Glifosato en nuestra orina?! ¿Debemos huir a las montañas y declarar el fin de la humanidad? (Actualizado)

Centers for Disease Control and Prevention (CDC)
Centers for Disease Control and Prevention (CDC)

Los países en el mundo han reaccionado a una noticia espantosa.

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta descubrió algo inquietanteatemorizadorterrible¡horrible!

Aquí va … (respiremos hondo)… ¿Preparados?

Rostro comiéndose las uñas.
Imagen en dominio público.

… En una reciente publicación, el National Health and Nutrition Examination Survey del CDC de Atlanta nos informa que recogió unas 2,310 muestras de orín de estadounidenses (muestra representativa de la población de ese país norteamericano) y encontró que ¡el 80 % tenía trazas de glifosato!

¡Oh no!

Joaquin Phoenix en shock
Joaquin Phoenix en shock (de la película Signs)

¡¡¡¡Corran!!!!

Kevin huyendo
Imagen gif, cortesía de Griphy.

Sí … esta es aparentemente la noticia más terrible que ha ocurrido en la faz de la Tierra por encima de muertes de COVID-19 y de la guerra en Ucrania.

… O al menos la prensa nos da esa impresión. He aquí un puñado de ellas:

No importa si la prensa era de izquierda, derecha, centro o ninguna de las anteriores, todas expresaban el mismo alarmismo. Y claro, la prensa boricua no podía quedarse atrás. La periodista Yolanda Vélez Arcelay no pudo contener su preocupación al respecto, sarcásticamente agradeciéndole a Monsanto el supuesto “cancerígeno”.

¿Cuál fue mi reacción a la noticia? Si ustedes son lectores asiduos de mi blog, lo saben de sobra. Los que no me conozcan, sepan que respondí con un suspiro de irritación.

Ya hemos escrito extensamente en este blog sobre la extrema improbabilidad de que el glifosato sea cancerígeno. Como también hemos expuesto en otros artículos, las trazas de glifosato en nuestros alimentos sencillamente es extremadamente inocua cuando comparamos los alimentos y bebidas que consumimos a diario. En este artículo, proveo los detalles pertinentes, pero déjenme sintetizarlos aquí:

  • El café contiene cafeína, que es 29 veces más tóxico que el glifosato. Asimismo están presentes ciertos cancerígenos como el ácido caféico, taninos y acrilamida. Por cierto, la acrilamida es una neurotoxina que es 13.6 a 37 veces más tóxica que el glifosato.
  • El vino (o cualquier otra bebida alcohólica) tiene un cancerígeno al que llamamos “alcohol”, además de otros.
  • La zanahoria, el brócoli, la calabaza, los huevos y otros alimentos contienen β-caroteno, que es un cancerígeno y, por cierto, está a la par con el nivel de toxicidad del glifosato.
  • La sal de mesa es 1.9 veces más tóxica que el glifosato.
  • El formaldehído que se encuentra en las manzanas, las peras, entre otros es 7 a 9 veces más tóxico que el glifosato. ¡Ah! Y es un cancerígeno.

Podríamos añadir el vinagre a la lista de cosas que ingerimos que contienen tóxicos más poderosos que el glifosato, tales como el ácido acético, que es 1.7 veces más tóxico. O podemos hablar de alimentos que sin intención alguna de parte de la industria de los alimentos tienen aflatoxinas, un cancerígeno producto de un hongo que es imposible de sacar totalmente de alimentos tales como los lácteos, los huevos, las nueces, la lechuga o el arroz. Afortunadamente, la industria sí logra que sus dosis sean extremadamente bajas para que podamos consumir nuestros alimentos. ¿Y qué hay de cancerígenos que forman parte integral de nuestro organismo? Nuestra sangre tiene formaldehído. Todos los seres humanos, con mayor prominencia en las mujeres, tenemos estrógenos … también un carcinógeno.

¿Quieren café?

Máquina de café
Máquina de café. Imagen cortesía de Olexxx de iStock.

A la gente se le olvida que el 99.99 % de nuestra ingestión diaria de toxinas y cancerígenos proviene de la Madre Naturaleza, solo el 0.01 % es aportado por el ser humano.

Ante este panorama, parece absurdo tener que alarmar al público con noticias como esta.

Estudios adicionales confirman la improbabilidad de que el glifosato sea cancerígeno

Cereal con Roundup.
Imagen compuesta de cereal con el logo de Roundup. Foto original del cereal, cortesía del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.

Toda la alarma radica en última instancia en una monografía publicada en el 2015 (revisada en el 2017) de una rama de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se conoce como la Agencia Internacional para la Investigación de Cáncer (IARC por sus siglas en inglés). Este documento concluyó que, dado unos ciertos experimentos en particular, era probable —aunque no concluyente— que el glifosato pudiera causar linfoma no hodgkiano (NHL por sus siglas en inglés). Por eso, la IARC determinó que se podría clasificar el glifosato bajo la categoría 2A, es decir, probable cancerígeno.

La monografía fue y continúa siendo duramente criticada, pero no solamente por Monsanto o la industria en general, sino también por las agencias de seguridad sanitaria a nivel mundial. Destaco que ni tan siquiera una de ellas coincidió con la IARC, todas difirieron de su posición. Para empeorar la situación, ni tan siquiera la OMS misma coincidió con su propia rama; al año de la publicación de la monografía, la OMS y la Organización de Alimentos y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO por sus siglas en inglés) publicaron un informe conjunto que contradecía las conclusiones de la IARC.

Por alguna razón, estos detalles nunca salen en los noticieros. ¿Por qué?

En este blog, hemos expuesto con detalles los cuestionables criterios y manera en que la IARC evaluó los experimentos para obtener su forzado resultado. Hemos hablado extensamente en otros artículos en torno a los estudios públicos e independientes recientes más importantes que se han hecho en torno a la genotoxicidad del glifosato que concluyen la extrema improbabilidad de que sea cancerígeno. Tres de ellos son experimentos de alta calidad financiados por la Comisión Europea y que cumplían con los parámetros estipulados por la EFSA (la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) que pusieron a prueba distintas variables presentadas por el científico francés Gilles-Éric Séralini como supuesta evidencia de la toxicidad de los transgénicos y el famoso producto de Monsanto, RoundUp. En los tres se demostró que ni el glifosato ni el maíz transgénico mostraban señales de ser cancerígenos:

  • GRACE (GMO Risk Assessment and Communication of Evidence)
  • G-TwYST (GMO Two Year Safety Testing)
  • GMO 90+

Por alguna razón, estos resultados tampoco se dieron a conocer por la prensa en general.

En Estados Unidos, ha habido un estudio continuo de muestras grandes de personas (cohortes) para examinar los efectos que tienen distintas sustancias sobre los seres humanos. A este estudio se le conoce como el Agricultural Health Study (AHS), dirigido por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH por sus siglas en inglés). Una de las sustancias que examinó fue precisamente el glifosato. Para observar sus efectos, tomó una muestra de 54,251 agricultores, de los cuales 44,932 (el 82.8 %) asperjaba el glifosato. El estudio dividió los efectos sobre los agricultores que lo utilizaron por 5 años, otro grupo 10 años, otro 15 años y otro 20 años. ¿Cuál fue el hallazgo de la AHS? Que el glifosato no estuvo estadísticamente relacionado con incremento de cáncer alguno en ninguno de los casos. Espero que nadie pierda la perspectiva que dicho estudio dice explícitamente que el glifosato no estuvo asociado tampoco a incrementos de NHL.

Por alguna razón, tampoco este estudio fue reportado en la prensa.

Tampoco se hace referencia a una evaluación extensísima del parte del Grupo de Evaluación del Glifosato (Assessment Group on Glyphosate), una organización creada por la Comisión Europea y que se compone de las autoridades de evaluación de cuatro países miembros: Francia, Hungría, los Países Bajos y Suecia. El Grupo evaluó un dossier radicado por el Grupo de Renovación del Glifosato (Glyphosate Renewal Group) y que contiene cerca de 11,000 páginas de estudios públicos (financiados por gobiernos estatales, no por corporaciones). El Grupo de Evaluación llegó a la conclusión de que no hay evidencia alguna que el glifosato cause cualquier tipo de cáncer.

Por razones misteriosas, este evento tampoco fue reportado ampliamente por la prensa.

Este año (2022) salió otro estudio independiente, una revisión científica, que llegó a las mismas conclusiones tras un examen riguroso de 19 metaanálisis en torno a la posibilidad de que el glifosato de causara específicamente el NHL. Recordemos que las revisiones sistemáticas y los metaanálisis suelen ser los estudios de más alta calidad en la literatura científica. Cito el resumen de la revisión:

An expert panel was assembled to support a review of a series of recent publications using a modified Delphi format. These publications were scored based on a consideration of confidence in their methods, results, conclusions, and applicability to risk-based decision making. Mean confidence scores for the papers reviewed ranged from 53 to 74 (maximum score = 100), and key strengths and concerns were identified. This review highlights the need for transparency in meta-analyses. Different conclusions were reached in available meta-analyses because of varying criteria used to select studies, selection of different risk estimates within the same study, and study availability. Confidence in potential a causal relationship between glyphosate exposure and NHL was considered low.

Mi énfasis.

Es decir, cuando se evalúan rigurosamente los metaanálisis en torno a la asociación del glifosato y el NHL, el resultado es que es muy improbable que el glifosato cause el NHL.

Una vez más … por alguna razón, los noticieros no reportan esta publicación importante.

¡Ah! Pero si aparece una noticia de que nuestros orines contienen trazas de glifosato, hay que alarmar a la humanidad. ¿Por qué? Según los mejores estudios, por ninguna razón.

¿Nos está matando el cáncer, en particular el NHL?

Símbolo de salud
Imagen cortesía de Free Clip Arts World.

Llevamos consumiendo productos con glifosato por décadas. De hecho, se comenzó a utilizar en Estados Unidos para los cultivos en la década de 1970. Si todos estamos expuestos al glifosato hasta el punto de que el 80 % de la población estadounidense lo consume, entonces debería haber una correlación significativa de víctimas de cáncer y el NHL desde entonces hasta hoy. Veamos.

Cada año sale un informe de la American Cancer Society que nos brinda los datos estadísticos en torno a las incidencias y muertes de cáncer en Estados Unidos. Este año no fue la excepción. Según el informe, tanto las incidencias como las muertes por cáncer han ido en un sustancial declive a medida que ha pasado el tiempo (Siegel et al. 2022).

Tasa de incidencias y muertes por cáncer
Tasa de incidencias y muertes por cáncer en los Estados Unidos por sexos desde 1975 hasta el 2019 (Siegel 2022, 15). Licencia de la imagen: CC BY-NC-ND 4.0.

A lo mejor, se podría objetar de que esa es la tendencia general de todos los casos de cáncer, pero qué pasaría si solo tomáramos en consideración las incidencias y muertes por NHL. Pues … veamos lo que nos dicen los datos.

Una de las cosas que podemos indicar es que, aun con todo el glifosato que se ha consumido en Estados Unidos y el mundo, a nivel global, el NHL continúa teniendo una tasa de un 3 % de incidencias de cáncer, mientras que en Estados Unidos, continúa teniendo una tasa de 4 %. El aumento considerable de NHL (un 168 %) coincide precisamente con la década en que se comenzó a consumir alimentos con trazas de glifosato en los Estados Unidos. ¿Por qué el aumento importante de incidencias desde los años 70? Porque hubo mayores casos de vejez. Las personas estaban viviendo más (aumento de expectativa de vida) por el aumento de provisión de alimentos y de mejoras médicas. A la gente se le olvida que a medida que uno envejece, la probabilidad de terminar con algún tipo de cáncer aumenta. La mayoría de la gente que termina con NHL son personas de 65 años en adelante (Thandra et al. 2021).

¿Continúan las incidencias de NHL en aumento o está decreciendo? Los datos nos dicen que para la década del 2000, la tasa llegó a una cúspide, y en los últimos 10 años ha habido un descenso. Asimismo, las muertes por NHL han estado decreciendo desde hace más de dos décadas.

Incidencias de NHL desde 1992
Incidencias de linfoma no hodgkiano (NHL) desde 1992 hasta el 2022. Fuente: https://seer.cancer.gov/statfacts/html/nhl.html.

En suma, no hay evidencia alguna de que el glifosato “nos esté matando” por consumirlo en nuestros alimentos.

Reflexión

Pensadora

No hay razón alguna para que los datos revelados por la CDC nos haga perder el sueño. No hay evidencia alguna debidamente cualificada con todo rigor que demuestre dos cosas:

  1. Que el glifosato sea sumamente tóxico
  2. Que el consumo de glifosato conlleve un peligro para nuestra salud

Hay una conducta muy irresponsable de parte de la prensa que insiste en alarmar al público por un producto que ha sido demonizado solamente porque está asociado a una compañía que ha sido demonizada. En muchos casos, se ignora el consenso de la comunidad científica para prestarle atención a algunos médicos o científicos activistas (algunos con muy buenas intenciones, otros, no tanto).

Que nadie se equivoque. El consenso de los toxicólogos y especialistas en torno al glifosato es que no es cancerígeno y que es de escasa toxicidad cuando se le compara con los demás herbicidas en el mercado. Rechazar estas conclusiones sería caer en el tipo de negacionismo equivalente a la de la evolución o del cambio climático. ¿Podrían cambiar estas conclusiones en el futuro? Es muy improbable que ocurra dadas las toneladas de estudios hechos en torno a esta sustancia, pero podría ser posible. Sin embargo, como siempre se recalca: la manera de corregir las ciencias es con más ciencias. No se corrige en una prensa amarillista, en las redes sociales, o en los tribunales.

Esto no es un detalle inofensivo. Al contrario, esta situación ha llegado a tal nivel que, como hemos expuesto en el pasado, en ciertos países dependientes de la labor agrícola, las prohibiciones del glifosato han llevado a los agricultores a un estado de desesperación y al comercio clandestino del herbicida. Esto es un fenómeno que se ha visto en lugares como México, la India, Bolivia y Sri Lanka. Es más, en el caso de Sri Lanka, su crisis política precisamente comenzó su trayecto con la prohibición del herbicida, posteriormente la imposición (a la trágala) de la agricultura orgánica, terminando con la renuncia del presidente y su exilio debido a que todo este asunto ha desembocado en un problema humanitario de grandes proporciones en medio de una crisis global. ¿Todo por qué? Porque se prefirió escuchar a Vandana Shiva y a una científica guiada por una deidad (no exagero ni me invento este dato). En los países “desarrollados”, la prohibición del glifosato ha llevado a estados y municipios a incurrir en gastos adicionales en sustancias más tóxicas o menos efectivas para el control de las malezas en vías públicas o en áreas urbanas.

El alarmismo y el sensacionalismo en estas materias, sin prestarle la debida atención a lo que afirma el consenso científico, cuesta dinero y, en ocasiones, vidas.

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Muchas gracias.

Referencias

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Andreotti, G., Koutros, S., Hofmann, J. N., Sandler, Dale P. Lubin, J. H., Lynch, … Freemanm, L. F. B. (2018, mayo). “Glyphosate use and cancer incidence in the Agricultural Health Study”. Journal of the National Cancer Institute, 110 (5): 509-516. https://doi.org/10.1093/jnci/djx233.

GMO90+. (2015, febrero). Recherche de biomarqueurs prédictifs d’effets biologiques dans l’étude de toxicité sub-chronique des OGM chez le rathttp://www.recherche-riskogm.fr/sites/default/files/projets/2015_02_13_gmo90plus_en_ligne.pdf

IARC. (2017). IARC Monographs on the Evaluation of Carcinogenic Risks to Humans. Vol. 112: Some Organophosphate Insecticides and Herbicides. IARC. https://monographs.iarc.fr/wp-content/uploads/2018/07/mono112.pdf

Institute National de la Recherche Agronomique (INRA). (s.f.). Tender technical specification – GMO90+ Project: Six-month genetically modified maize feeding – Experimental study. https://docplayer.net/7057577-Gmo90-project-six-month-genetically-modified-maize-feeding-in-rats-experimental-study.html

Kirman, C. R., Cocco, P., Eslick, G. D., Villeneuve, P. J. & Hays, S. M. Meta-analyses of glyphosate and non-hodgkin’s lymphoma: expert panel conclusions and recommendations. Journal of Toxicology and Risk Assessment, 8(1). https://doi.org/10.23937/2572-4061.1510044.

Siegel, R. L., Miller, K. D., Fuchs, H. E., & Jemal, A. (2022, 12 de enero). Cancer statistics, 2022. CA. Cancer Journal for Clinicians, 72(1), 7–33. https://doi.org/10.3322/caac.21708.

Thandra, K. C., Barsouk, A., Saginala, K., Padala, S. A., Barsouk, A., Rawla, P. (2021, 30 de enero). Epidemiology of non-hodgkin’s lymphoma. Medical Sciences, 9(1), 5. https://doi.org/10.3390/medsci9010005

World Health Organization/Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO/WHO). (2016). Pesticide residues in food 2016 -Report: 2016— Special Session of the Joint FAO/WHO Meeting on Pesticide Residues. Rome: World Health Organization and Food and Agriculture Organization of the United Nations. Recuperado de http://www.fao.org/3/a-i5693e.pdf.

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Zeljenková, D., Aláčová, R., Ondrejková, J., Ambrušová, K., Bartušová, M., Kebis, A., … Steinberg, P. (2016, octubre). One-year oral toxicity study on a genetically modified maize MON810 variety in Wistar Han RCC rats (EU 7th Framework Programme project GRACE). Archives of Toxicology, 90(10), 2531-2562. https://doi.org/10.1007/s00204-016-1798-4

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