
Así se veía el balcón frente a mi apartamento en la mañana siguiente de la noche, del 24 de junio, cuando nos enteramos todos que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos había revocado el caso Roe v. Wade, tras una serie de decisiones que favorecen al sector conservador norteamericano. Mi corazón estaba lleno de angustia y tristeza.
Había salido a tomar café, reflexionar muy profundamente en relación con todas estas decisiones y, muy especialmente, qué decirles a los miembros de la iglesia a la que pertenezco que seguramente no estuvieran nada contentos por la decisión, aunque sus opiniones en torno al aborto sea diversa. Mientras estaba reflexionando y tomándome un café, recibo el mensaje de una querida amiga. Comenzamos un diálogo que fue de mucho provecho para ambos, muy iluminador en cuanto a este tema muy difícil. Igualmente, empecé a ver en las redes sociales testimonios de mujeres que temen por la total pérdida de lo que, hasta hace poco, era su derecho a nivel federal y que es amenazado a nivel local por las fuerzas religiosas conservadoras. Esto último no es poca cosa, una legisladora del Proyecto Dignidad radicó una medida para que las mujeres que abortaran fueran condenadas a cadena perpetua (99 años). Para alivio de todos, el proyecto fue retirado de la Cámara de Representantes.
Tras esa conversación, decidí que, en vez de mis usuales análisis, debía compartir con ustedes lo que dos mujeres tienen que decir en relación con la decisión Dobbs v. Jackson. En fin, ante una situación como esta, creo que les corresponde a las mujeres y personas gestantes su derecho de expresión en torno a sus propios cuerpos.
Loharina

Loharina Velázquez Castro es una abogada de familia, que sostiene una vida pagana y humanista. Tuve la dicha de conocerla en Humanistas de Puerto Rico, donde era miembro de su comité legal. Desde entonces somos amigos. Ella fue la persona que me escribió esa mañana. Nuestra conversación comenzó cuando me envió una imagen que decía:
- Tú no tienes derecho sobre mi útero y las células que habitan en él.
- Tu texto bíblico NO es un argumento válido mas que en tu propia cabeza!
- Ningún statement que comience con “Dios dice que” tiene validez alguna sobre la gente.
- Tu Dios NO ME MANDA!!! Y si crees que sí, rézale para que me lo venga a decir. Si se apareciera, tengo bastante qué decirle. Pa’ ser tan poderoso y sabio, bastante incongruente, despiadado y esquivo que es, ah!
Después de la imagen, Loharina exclamó:
¡Esto me tiene furiosa!
Me dijo que cuando se enteró de la decisión que terminaba con Roe v. Wade, ella se había ido a la casa de su mamá en el campo, buscando reconfortarse. Fue muy duro para ella enterarse de la desagradable noticia.
No es sólo el aborto, sino todos los derechos que están en juego. Y quizás aquí [en Puerto Rico], por el momento, es seguro, pero, ¿por cuánto tiempo? ¿Y las vidas de otras personas en estados donde se prohíbe? Nos acaban de decir que nuestras vidas no valen, Pedro. Para el Estado somos meras incubadoras.
El embarazo no es un chiste, ni un paseo. Yo la pasé terrible y aún estoy pagando las consecuencias de haber sobrevivido a uno.
Ser madre es complejo y el nivel de responsabilidad que nos imponen es inhumano. Somos las culpables de todo, esté o no en nuestro control….
… Muchas veces es una decisión entre una vida en potencia y la vida de la persona gestante. Si yo quedase embarazada ahora, mi cuerpo no lo resistiría. Terminaría, en el mejor de los casos, incapacitada.
Es lo que muchas personas no entienden. La maternidad nunca debe ser impuesta como castigo.
Los métodos fallan, mi hijo es ejemplo de eso. Y, por suerte y mi preparación, yo pude esterilizarme. Pero fue un proceso complicado y de torcer brazos. Esa soy yo, que conozco la ley. Imagínate a una persona sin ese conocimiento.
Y de lo difícil que es criar un hijo sola. Yo asumí mi maternidad a sabiendas de que papá jamás estaría … Porque no es sólo “parirlo”, es darle una vida digna y cubrir, al menos, sus necesidades básicas.
Durante la conversación, le señalé unos aspectos de mi vida privada en relación con el tema y le dije que mucha gente tiene una visión romántica de la maternidad.
El romanticismo de la precariedad. El “echapalantismo” absurdo que nos han vendido para que aceptemos las condiciones de miseria que vivimos sin protestar. Me acuerda a los Hunger Games: cuando el presidente Snow le explica a Séneca la razón de los juegos y que lo hacían para “dar esperanza” y que aceptaran el orden de las cosas.
La gente no entiende eso y demoniza al que le quiere abrir los ojos. Es agotador y emocionante, drenante, pero me niego a claudicar y a convertirme en uno de ellos.
Después de hablar un poco de lo que significan estas decisiones recientes del Tribunal Supremo, me dice la querida amiga:
Me preocupa qué pasará con Puerto Rico. Nuestros destinos están demasiado atados a los de EEUU.
Confieso que también me preocupa muchísimo. Cuando le señalé que, aunque tenemos nuestro estado de derecho intacto en relación con el aborto, existe la amenaza del Proyecto Dignidad. Ella me dice:
Sí. Adicional, hay una economía en ruinas, una incapacidad de cubrir nuestras necesidades sin fondos federales, una casta política corrupta, una infraestructura en ruinas, sin seguridad alimentaria y gente creyéndose que esto es Disney y somos primer mundo. Ni EEUU es considerado primer mundo ya.
Creo que con esto, ya todo está dicho y no necesita de mi opinión al respecto. Como dirían los abogados en los tribunales: Nada más con la testigo.
Rosi

A Rosi Guastella no he tenido el gusto de conocerle personalmente. Sin embargo, la conocí virtualmente en parte gracias a la querida amiga y presidenta de Ateístas de Puerto Rico, Shirley Rivera. En aquella ocasión, Rosi y ella eran miembros de la Atheist Alliance International, pero han dejado la organización, que ahora está sumida en una profunda controversia.
Lo bueno de Rosi es que no oculta lo que piensa. Al contrario, está abierta a diálogo y responde con mucha honestidad su parecer si se le pregunta. Tras la revocación de Roe v. Wade, ella colocó una postal en Facebook que me dejó pensando. Me comuniqué con ella y le pregunté que si podía copiar en mi blog lo que ella había publicado, y con entusiasmo me dijo que sí.
Así que aquí comparto su escrito con ustedes.
For the first time, I’ll talk publicly about this. I suffer from Idiopathic Thrombocytopenia Purpura, and accidentally became pregnant while on the pill. My hematologist at the time ran a battery of tests, but he warned me this pregnancy might not last. My tests showed I had 16,000 platelets, and after talking with my hematologist and obstetrician, I became fully aware the baby and I would not survive. A normal platelet count in adults ranges from 150,000 to 450,000 platelets per microliter of blood. I had 16,000.
Two certain scenarios:
1. I would bleed to death.
2. The baby had very little chance of survival. I was going to miscarry and bleed and die, and so was the baby I was carrying.
After crying and grieving the baby I would not have, I had an abortion. It had to be done in a controlled environment, and doctors monitored and controlled the bleeding.
I also learned that once my condition was under control, I had better chances of conceiving. And I wanted nothing more than a numerous family. I wanted six children. I had five pregnancies in all.
I am grateful I was able to have healthy children and thankful my health was closely monitored during my pregnancies and labor. I’m grateful I had a choice, and a doctor was able to save me possibly from certain death. So see, you puritans, we are not degenerates or “evil” if we have an abortion. Sometimes is a life-and-death situation.
Traducido al español, mis aclaraciones entre corchetes “[ ]”:
Por primera vez hablaré públicamente sobre esto. Sufro de púrpura trombocitopénica idiopática [hoy conocida como trombocitopenia inmunitaria], y accidentalmente terminé embarazada mientras estaba tomando la píldora. Mi hematólogo de aquel entonces llevó a cabo una serie de pruebas, pero me advirtió que este embarazo no podría durar. Mis pruebas mostraron que tenía 16,000 plaquetas [por μL de sangre], y que después de hablar con mi hematólogo y mi obstetra, me di cuenta de que el bebé no iba a sobrevivir. Un conteo de plaquetas normal se encuentra entre 150,000 y 450,000 plaquetas por microlitro de sangre. Yo tenía 16,000.
Tenía dos escenarios:
1. Sangraría hasta morir.
2. El bebé tenía muy pocas probabilidades de sobrevivir. Iba a sufrir un aborto natural, sangrar y morir, al igual que el bebé que llevaba dentro.
Después de llorar y afligirme por el bebé que no iba a tener, aborté. Tenía que hacerlo en un ambiente controlado, y los doctores monitorearon y controlaron el sangrado.
También me informaron que una vez mi condición se normalizara, tendría mejores oportunidades de concebir. Y yo no quería más que una familia numerosa. Quería seis hijos. Y tuve un total de cinco embarazos.
Estoy agradecida de que pude tener hijos saludables, agradecida de que mi salud fuera monitoreada de cerca durante mis embarazos y parto. Estoy agradecida que tuve la oportunidad de escoger, y el doctor que me salvara de una posible muerte segura.
Así que vean, puritanos, que no somos degeneradas o “malvadas” si tenemos un aborto. A veces es una situación de vida y muerte.
Nota: Le agradezco a ambas amigas por haberme permitido reproducir aquí su testimonio de vida y lo que la decisión Dobbs v. Jackson significa para ellas. Siempre nos encanta hablar de estos temas en abstracto, pero cuando les ponemos rostro y situaciones concretas a la gente, se abre la puerta a contemplar una dimensión mucho más humana que todos debemos tener en cuenta.