
Justo cuando deseo escribir sobre otros temas que no tengan nada que ver con el glifosato, tema que me tiene agotado estos días, me siento como Michael Corleone en Godfather III cuando decía, “just when I thought I was out, they pull it back in”. En las redes sociales, he recibido un sinnúmero de mensajes que querían que me expresara en torno a las aserciones del prestigioso oncólogo, Fernando Cabanillas. Se han publicado varias de sus expresiones en la Marcha Contra Monsanto. En las redes sociales están circulando estas dos noticias:
- Noticel (20 de mayo de 2019): Reconocido oncólogo contradice versión de Monsanto sobre el glifosato
- Claridad (n. f.): Prestigioso oncólogo asegura que el glifosato es cancerígeno
Quisiera decir que lo que escribiré aquí lo haré con todo el aprecio y admiración que le tengo al Dr. Cabanillas. No solo es un médico de renombre a nivel nacional e internacional, sino que también es una de las personas que más ha aportado al escepticismo al dedicar todos sus esfuerzos a desmontar seudociencias en relación con la salud. De hecho, recomiendo encarecidamente a todos los lectores que compren su libro, Consejos de cabecera. Prevenir y tratar: alimentos y vitaminas contra el cáncer. De nuestra tierra boricua, no ha habido mejor instrumento contra la seudomedicina destinada al público en general. La lectura de sus artículos en El Nuevo Día también es compulsoria para estar al día en cuanto a estos temas.
Sin embargo, tanto en la Marcha Contra Monsanto y en sus columnas, él se muestra muy desdeñoso de un químico en especial, el glifosato. Lo que dijo en la Marcha no me sorprende en lo absoluto, pero le echa gasolina a la fiebre que recorre los pasillos del Capitolio y las legislaturas municipales para prohibir el uso de esta sustancia.
Esta crítica que haremos aquí se hace con el mayor de los respetos a una figura muy eminente y querida por el pueblo de Puerto Rico, cariño que definitivamente él se merece. Hago la debida aclaración de que este artículo no tiene nada que ver con una compañía, sino con la defensa de una tecnología. Me es indiferente si mañana Bayer/Monsanto va a la quiebra o si paga o deja de pagar unas penalidades. Sí me importa el hecho de que el prohibir el uso de esta tecnología va a afectar muy seriamente las áreas urbanas, la agricultura y la salud pública.
1. Hay una controversia en la comunidad científica de si el glifosato es cancerígeno o no

En un sentido muy técnico, sí existe una controversia en la comunidad científica en cuanto a si el glifosato es cancerígeno o no. Existen miembros de la comunidad científica que dudan que el glifosato sea tan inocuo como la industria agrícola desea proyectar. Sin embargo, todo parece indicar que esta es una posición minoritaria entre los toxicólogos y especialistas en el tema. Hay controversia en esto, de la misma manera en que hay controversia en torno a si el cambio climático es antropogénico o si la evolución es darwiniana o no. En todos estos casos, la mal llamada “controversia” consiste en un consenso muy bien establecido en la comunidad científica versus un ínfimo número de científicos.
Se han llevado a cabo varios experimentos y estudios en torno al glifosato por agencias públicas, por corporaciones, tanto Monsanto como los adversarios de la compañía, como la de científicos independientes. Como ocurre en las ciencias en general, en todos los asuntos a investigarse, encontramos estudios a favor y en contra de una posición: sobre si los Airpods dan cáncer, sobre si la homeopatía funciona, sobre si el limón cura el cáncer, entre otros. Ahora bien, en cuanto al glifosato se refiere, para esta fecha, tenemos en PubMed, cerca de 3,100 artículos registrados en revistas arbitradas que nos hablan del glifosato. Estos no son todos los artículos escritos sobre el tema. El glifosato se ha estado usando en todos los ámbitos de mantenimiento y agricultura desde hace 40 años y ha sido estudiado muy profundamente todo ese tiempo. Invariablemente, la inmensa mayoría de los artículos que presentan al glifosato como posible cancerígeno o mutagénico son usualmente de muy baja calidad, investigaciones preliminares, de muy pocas muestras, o provienen de revistas predadoras o de muy bajo impacto. Aun en los casos de estudios preliminares que han sido debidamente arbitrados por pares, el 85% de ellos llegan a conclusiones erradas. (Ioannidis) G. E. Séralini, el que hizo el famoso estudio preliminar con las ratas Sprague-Dawley, ha publicado extensamente en revistas de bajo impacto y en predadoras. Por otro lado, la inmensa mayoría de los estudios publicados que no establecen al glifosato como carcinógeno o mutagénico, tienden a ser estudios de muy alta calidad (metaanálisis, revisiones científicas, estudios de cohorte, experimentos debidamente controlados, etc.)
Según el reconocido epidemiólogo Geoffrey Kabbat, el glifosato se ha estudiado tanto y se ha publicado tanto sobre el tema durante todas estas décadas, que dice que ya no hacen falta más estudios para concluir lo que, a estas alturas, es obvio, que el glifosato no es cancerígeno.
Gran parte de este consenso a nivel mundial se refleja en los diversos informes de agencias públicas del mundo. Aquí presento algunas con sus respectivos enlaces a sus expresiones o documentos:
- Informe Conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización de Alimento y Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) (2016)
- La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) (12 de septiembre de 2016)
- El Instituto Federal de Evaluación de Riesgos en Alemania (BfR) (28 de septiembre de 2015)
- La Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) (12 de noviembre de 2015)
- La Agencia Europea de Químicos (ECHA) (15 de marzo de 2017)
- Health Canada (11 de enero de 2019)
- La Agencia de Manejo Regulador de Plagas (Canadá, 28 de abril de 2017)
- La Autoridad de Protección Ambiental de Nueva Zelanda (agosto de 2016)
- La Autoridad Australiana de Pesticidas y de Medicamentos Veterinarios (2017)
- Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), mediante la Agricultural Health Study (2018) con su estudio de cohorte.
- La Comisión de Seguridad Alimentaria de Japón (diciembre de 2014)
- La Administración de Desarrollo Rural de Corea del Sur (10 de marzo de 2017)
En otras palabras, no hay una sola agencia de seguridad o de salud de prestigio del mundo que no esté de acuerdo con esta posición.
La única excepción a esta regla es la famosa monografía publicada en el 2015 por la Agencia Internacional para la Investigación de Cáncer (IARC), una rama de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, a partir del Informe Conjunto de la OMS/FAO del 2016, podemos inferir que la OMS no tiene la misma opinión de la IARC en torno a la supuesta clasificación del glifosato como 2A, “probable cancerígeno”. De hecho, otros tres grupos auspiciados por la OMS tampoco coinciden con esa apreciación: como el Programa Internacional sobre Seguridad Química (1994), el grupo central de asesores de la OMS y las Guías para el Agua Potable (2003). Cuando examinamos la monografía de la IARC, como he hecho en otro artículo, vemos que su evidencia fue altamente selectiva y extremadamente débil. Esto fue causa de condena por parte de la comunidad científica en general y de prácticamente todas las prestigiosas agencias de seguridad y salud del mundo.
El elemento del estudio del Agricultural Health Study es muy importante porque es el estudio de cohorte más abarcador de los efectos del glifosato en la salud humana. En este estudio, se siguieron a 44,932 agricultores que usaban el glifosato a diversas dosis para su labor por un periodo de cinco, diez, quince y veinte años. Con este escrito, se evidenció en el 2016 que no hay relación alguna estadísticamente significativa entre el glifosato y otras formas de cáncer, incluyendo el linfoma no hodkiano (NHL). No hay ningún aumento significativo de NHL entre los que no usaban glifosato y los que sí, no importa la dosis y el número de años en que estuvieron expuestos. (Andreotti et al. 509, 513)

A esto añádesele, que la Comisión Europea auspició tres experimentos muy importantes de alta calidad y debidamente controlados, cumpliendo con las estrictas regulaciones de la EFSA. El resultado de los tres experimentos en ratas es que no hubo relación alguna entre las dosis de glifosato y alimentos transgénicos con las incidencias de cáncer cuando se les comparaba con sus respectivos grupos control. He aquí los tres estudios con sus respectivos enlaces:
- GMO 90+ (véase también este documento)
- GMO Risk Assessment and Communication of Evidence (GRACE): primer experimento, segundo experimento y base de datos, donde los datos crudos están disponibles al público
- GM plants Two Year Safety Testing (G-TwYST)
A la luz de todo esto, ¿cuáles son las bases para que el Dr. Cabanillas se encuentre actualmente “convencido” de que el glifosato está ligado causalmente al NHL?
2. Monsanto estaba “traqueteando” con los datos

Nos dice el Dr. Cabanillas, según consta en Claridad:
Monsanto … estaba traqueteando con los datos. Y eso se probó cuando encontraron unos memorandos internos de la compañía donde quedó evidente que estaban tratando de suprimir cierta información que nunca han querido revelar. A la larga, la verdad siempre sale a flote.
Hay algo de verdad en esto, pero hay que tomarlo con pinzas. Una vez más, no estoy hablando a favor de una compañía, sino de una tecnología. Esta información a la que se refiere consta en los correos electrónicos internos de la compañía, que salieron a la luz a raíz de una demanda de US Right to Know (USRTK) y que se discutieron en uno de los casos. Hemos discutido esos mensajes electrónicos en una ocasión, que muestran un problema de credibilidad muy grande en la compañía, de que ellos escribieron como una especie de boceto para diversos científicos para que estos los utilizaran para sus revisiones científicas y estudios. Esto fue negado por la empresa.
Es más, voy añadirle más sal a esa herida, en algunas revisiones que se presentaron como “independientes”, estaban involucradas personas que tenían un historial de haberle prestado servicios de consultoría a la empresa. Esto de por sí no es nada malo, pero esto no fue incluido en las declaraciones de conflictos de intereses de estos escritos. La revista académica en cuestión, Critical Reviews in Toxicology, publicó sus respectivas correcciones y disculpas (véase aquí, aquí y aquí).
Ahora bien, habiendo dicho lo anterior y que no tengo duda alguna de que todo esto ha sido una falta ética muy seria de la corporación y de los académicos que participaron en este penoso acontecimiento, pongo en duda el hecho de que hayan “traqueteado” con los datos. Los datos no estaban ocultos, sino que están libremente disponibles al público y la comunidad científica. Una revisión científica, como las que hicieron los académicos en cuestión, tal vez con la intervención de la compañía, solo miraba a la amplia literatura en cuestión. Es por eso que Critical Reviews in Toxicology publicó las respectivas aclaraciones y disculpas, pero no retiró las revisiones. ¿La razón? Muchos de los participantes sí eran independientes y fueron revisados por pares, garantizando la fiabilidad de la interpretación de los datos. Confieso que, aun así, cuestiono desde un punto de vista ético que no se hayan retirado por la falta de transparencia inicial de algunos de los autores, pero los datos están ahí y la inmensa mayoría de los toxicólogos y expertos coinciden con la interpretación toxicológica de estos.
En cuanto a los correos electrónicos, se saca mucho a la luz lo que dijo Donna Farmer en uno de ellos en relación con el producto Roundup®. Ella dice en esa correspondencia:
… you cannot say that Roundup does not cause cancer-we have not done carcinogenicity studies with “Roundup”.
¿Se refiere Farmer al glifosato? ¡Imposible! Tenemos documentos de sobra de que, por años, la empresa había hecho, estudios y experimentos en torno a la sustancia. Décadas de documentos de la EPA lo demuestran. Como bien aclaró Farmer en una deposición, ella se estaba refiriendo a los sulfactantes que acompañan al glifosato. Véase de las páginas 85 a la 90 del PDF de este documento, provisto por USRTK.
Lo otro que no se discute es lo siguiente, en estos e-mails —les recuerdo que fueron privados— los empleados de Monsanto creían en su producto. Ellos no pensaban que fuera carcinógeno. Jamás dijeron en ningún lugar que ellos pensaban que su producto aumentaba el riesgo de cáncer, pero “que había que ocultarlo al público”. ¡No! No vemos eso nunca. Todo lo contrario, se muestra en ellos el celo por mantenerse lo más fiel posible a los hallazgos científicos que se tenían hasta el momento. Cito de los e-mails en el PDF que ya hemos vinculado:
I didn’t find anything on the Australian site either …however take this question S. It is not Roundup that is taken up it is glyphosate. It stops the synthesis of 3 amino acids (they are used to make proteins) and this “process” is also found in microbes and fungi.
p. 88
Esto es 100% correcto y ha sido estudiado a nivel mundial. No hay duda al respecto.
Thanks Neil. Honi has already have pointed out the flaws in the studies, but there can’t be any harm in doing so again. Studies on the safety of Roundup is a good approach, but I believe there are also some on glyphosate’s benefits for the environment (even if the surfactant is not biodegradable). It’s a shame the Scott’s guy is blaming us too!!
p. 89 (mi énfasis)
Una vez más, los empleados de Monsanto creían que Roundup® era bueno para el medio ambiente.
The reporter has printed the correct information that “Glyphosate is biodegradable but the surfactant is not”. However, then she goes into a sensationalism mode quoting “studies” that suggest Roundup is not safe, which is probably derived from her interview of the Fremantle activist. I feel the response to FH needs to reiterate that her statement on biodegradability is correct, reiterate that Roundup is safe (and
p. 89 (mi énfasis)
provide references), and if there are flaws in any of the studies quoted, point out these flaws.
Noten que los empleados están preocupados, no por engañar al público, sino por velar que la noticia publicada sea la correcta desde un punto de vista científico.
Lo otro que me llama la atención del Dr. Cabanillas es que cuestiona solamente a Monsanto, pero hace algo similar en relación con la IARC. Hay dos elementos muy importantes que debemos tener en cuenta. En primer lugar, uno de los expertos que participó en la redacción de la monografía conocía muy bien los resultados del estudio de cohorte de la AHS. Aun con todo eso, no lo tuvo en cuenta a la hora de su redacción. Aaron Blair, el científico en cuestión, reconoce que si se hubiera publicado antes de la monografía, probablemente el escrito no hubiera catalogado al glifosato como 2A.
Sin embargo, ya es demasiado tarde. Con base en la extremadamente débil evidencia del vínculo causal entre el químico y el NHL, hay demandas a diestra y siniestra a la compañía. Más al punto, uno de los que participó en asesorar a la IARC al respecto, Christopher Portier, actuó para forzar la catalogación del glifosato como 2A. Este individuo tenía unos conflictos de intereses por haber sido pagado $160,000 por una firma de abogados como consultor experto en el tema —aunque era estadístico, no toxicólogo—. Hago este señalamiento, porque, como diríamos los puertorriqueños, ahora “está guisando” con los casos contra Bayer/Monsanto (véase este y este caso). De eso hablaremos eventualmente en otra ocasión.
Finalmente, vamos a suponer, para efectos del argumento, que Monsanto sí ocultó o “traqueteó” con los datos. Aun partiendo de esa premisa, todavía el Dr. Cabanillas continúa teniendo problemas. Como se ha señalado, la inmensa mayoría de los datos, estudios y revisiones están disponibles al público. Aun si Monsanto lo hubiera querido, no hubiera podido ocultarlos. Como dicen en inglés: “It’s out there!” Monsanto no puede privatizar información pública, por más que lo intente. Como hemos visto, hasta agencias de salud y seguridad han puesto sus documentos en la red, accesibles a todo el mundo. Vean el caso de los documentos del trasfondo de la evaluación del BfR de Alemania y la EFSA.
3. Un metaanálisis que demuestra que el glifosato aumenta el riesgo de NHL por un 41%

Hemos hablado muy brevemente del metaanálisis que supuestamente demuestra que el glifosato aumenta el riesgo de NHL por un 41%. Nótese que un metaanálisis, junto a las revisiones científicas, suelen ser en su mayoría, los estudios más sólidos de toda la literatura científica. Sin embargo, asomándonos por Twitter, en nuestro artículo vimos lo alterada que estaba la comunidad científica en cuanto a su repudio al metaanálisis. Hasta la EFSA reaccionó diciendo que, dentro del contexto de las revisiones científicas y el cúmulo de la literatura al respecto, este nuevo metaanálisis no alteraba sus conclusiones.
Supongamos para efectos del argumento de que es cierto de que el glifosato aumenta el riesgo de NHL por un 41%. La pregunta es, ¿cuál es el porciento de la población estadounidense que es víctima de este terrible mal? Respuesta: el 2.2%. Un aumento de riesgo por un 41% podría querer decir que de 2.2% sube a un 3.1%. Esto es insignificante para los efectos prácticos. Claro, una persona que sea víctima de NHL es demasiado. Es una enfermedad horrible y letal.
Ahí es donde entramos a la sustancia del estudio y por qué la mayoría de la comunidad científica la rechaza. Lo primero que debemos destacar es que el metaanálisis no trae nada nuevo a la mesa. Se utilizan exactamente los mismos datos que otras revisiones científicas hechas en torno al glifosato. Lo otro que debemos mencionar es que solo incluye un estudio de cohorte y cinco estudios de caso-control. Nótese que hay cinco de menor calidad que el de cohorte. En los estudios caso-control epidemiológico, se buscan individuos con cierta enfermedad y se busca si estuvieron expuestos a algo que potencialmente pudo haberla causado. Este método tiene la virtud de que puede tener en cuenta potenciales causas de una enfermedad, pero tiene el defecto de que el enlace causal no se puede establecer ya ocurrida la enfermedad. Si en un estudio por caso, se encuentra que varias personas que desarrollaron NHL utilizaron Roundup, esto podría sugerir que este producto podría ser la causa. Sin embargo, esto no certifica que esta sea la causa, ya que pueden haber entrado en juego otras variables inadvertidas. Este factor, el de no contar con todos los elementos a la hora de buscar posibles causas, corre el riesgo de prestarse a prejuicios. Otro asunto que hay que considerar es que estos estudios no son buenos para medir exposición de una población en general, puede ser que las muestras no sean representativas y no sea fácil determinar los grupos control, ergo, la necesidad de un estudio de cohorte u otros de mayor calidad.
Uno de los defectos del metaanálisis es que solo investigan un tipo de cáncer, el NHL y, a su vez, no consideran varios subtipos de la enfermedad. A pesar de estas deficiencias, los autores del metaanálisis se ocupan de los potenciales defectos del estudio de cohorte del AHS, sin explorar a fondo los estudios de caso-control que utilizó, artículos que suelen ser más deficientes. Por ejemplo, los artículos considerados no tenían la misma definición del término “exposición”. Algunos científicos han cuestionado la combinación de los datos provistos por estudios de distinta calidad sin las debidas cualificaciones, algo que sugiere fuertemente un prejuicio de parte de los autores, para obtener un resultado muy cuestionable.
4. Comer esta sustancia en nuestros alimentos puede contribuir a un aumento de riesgo de cáncer

El Dr. Cabanillas parece sugerir también que el ingerir alimentos con glifosato podría aumentar el riesgo de NHL entre los consumidores. Al menos indica que es una “amenaza” para la población.
Mi pregunta a él sería, ¿en qué se basa para llegar a esa conclusión? El experimento de AHS no deja lugar a dudas de que la exposición de 5, 10, 15 y 20 años a la aplicación del glifosato no incide de manera alguna en un incremento estadísticamente significativo de NHL ni de ningún otro tipo de cáncer.
Es más, para ponerlo más difícil, cuando se le preguntó a una científica que formó parte del equipo que redactó la monografía de la IARC que si el público en general debía preocuparse por el uso hogareño del pesticida, ella dijo muy claramente que la preocupación mayor eran los que laboraban con la sustancia en su ocupación agrícola, no las cantidades inocuas de esta que se encuentran en los alimentos o para uso en los hogares.
“I don’t think home use is the issue,” said Kate Guyton of IARC. “It’s agricultural use that will have the biggest impact. For the moment, it’s just something for people to be conscious of.”
Maria Cheng, “Roundup Weed Killer Has Probable Carcinogen, U.N. Says”, US News. 2015. https://www.usnews.com/news/business/articles/2015/03/20/popular-weed-killer-deemed-probable-carcinogen-by-un
Hoy día, no hay lugar a dudas de que el glifosato domina como herbicida en el ámbito agrícola y ha sustituido pesticidas mucho más nocivos.

Si fuera cierto de que el glifosato en nuestros alimentos aumentan el riesgo de cáncer, deberíamos esperar que en una sociedad que lo consume, en este caso Estados Unidos, hubiera un incremento sustancial de incidencias de NHL en la población. Eso no es lo que encontramos. Al contrario, ha habido una reducción paulatina y muy leve de incidencias de NHL, mientras que se han ido reduciendo los casos de muerte por ello.

En cuanto a las incidencias de cáncer en general, estas han ido disminuyendo marcadamente.

Les recuerdo que hemos estado expuestos a este herbicida por cerca de cuarenta años. Si fuera tan tóxico como se desea proyectar, la evidencia de ello es extremadamente ínfima.
Esto es plenamente consistente con los hallazgos hechos por los tres experimentos comisionados por la Comisión Europea. No se ha podido establecer vínculo causal alguno entre el consumo en los alimentos o uso de glifosato con ningún tipo de cáncer en la población estadounidense.
Sin embargo, Claridad lo cita diciendo lo siguiente:
[Las personas que] no comen orgánico tienen un 15% más alto de cáncer, especialmente linfoma, que los que comen orgánico. Hay suficiente evidencia para declarar al glifosato como un cancerígeno.
¿Se estará refiriendo al estudio Hemler et al. (del equipo de Julia Beaudry)? En este estudio, se mencionan varios pesticidas (dos insecticidas, malatión y danizón y un herbicida, glifosato) como catalogados como probables cancerígenos por la IARC. En el estudio prospectivo, se encontró que aquellos que comieron alimentos orgánicos, tenían 25% menos riesgo (no 15%) de tener cáncer que aquellos que comieron convencionales. De hecho, aquellos que comieron orgánico, tenían un 73% menor riesgo de NHL que las que comieron convencionales. Aun así, el mismo estudio señala que pueden haber otros factores en consideración como, por ejemplo, que aquellas personas que usualmente comen orgánico suelen prestarle mucha mejor atención a su salud que la mayoría de las personas que comen alimentos convencionales. También hay asuntos que no se tuvieron en cuenta y que tienen que ver con el nivel de ingreso, su labor ocupacional, su dedicación al ejercicio y al cuido personal, etc. Finalmente, el mismo estudio dice:
When considering different subgroups, the results herein were no longer statistically significant in younger adults, men [who made up less than a quarter of the study], participants with only a high school diploma and with no family history of cancer, never smokers and current smokers, and participants with a high overall dietary quality.
Citado en https://newfoodeconomy.org/eating-organic-cancer-risk-study/ (mi énfasis)
Así que el historial de cáncer debe tenerse en cuenta.
Además, una cosa del estudio de Beaudry es bien significativa y es que no tiene en consideración los pesticidas naturales que provienen de los mismos alimentos ni tampoco los pesticidas orgánicos administrados por ese tipo de agricultura —algunos que son cancerígenos y promueven el Alzheimer—. El hecho de que las personas autoreporten sus dietas o estilos de vida se presta a errores. Esto se ha visto en muchos otros casos, una parte muy sustancial de este tipo de estudios dietéticos es incorrecta.
5. El glifosato es un riesgo para las mujeres embarazadas debido a su vinculación con el autismo

De acuerdo con Claridad, el Dr. Cabanillas alega que el glifosato es un riesgo para la salud de las mujeres embarazadas y sus bebés no nacidos, debido a su vinculación con el autismo. En otro lugar, el reportaje también afirma que el glifosato también se asocia al Alzheimer,
Cuando vi estas declaraciones, no lo podía creer. El problema con esa convicción es que los grupos antitransgéncios se basan sustancialmente en los trabajos de la científica computacional Stephanie Seneff. Ella y sus colegas no han hallado vínculo causal alguno entre el glifosato y el autismo, el Alzheimer o cualquier otra enfermedad. A lo sumo, ella los ha correlacionado. Correlación no es lo mismo que causación.
Su estrategia es harto conocida y criticada, incluso por aquellas personas que están en contra de Monsanto, quienes describieron sus publicaciones casi rayando en el término “ciencia basura”. En un artículo, he hecho una exposición del truco estadístico que ella utiliza, conocido en inglés como p-hacking, una forma de minería de datos y manipulación, de tal manera de que el valor probabilístico (p) sea superior al 50%. Para Seneff, correlación hecha de esta forma significa causación. Partiendo de esa premisa, deberíamos impedir la formación de más abogados en Puerto Rico, ya que causan que muera gente cayéndose de sus camas. (La siguiente gráfica establece una correlación espúrea de ello a partir de datos reales).

Deberíamos también seguir la línea del Pres. Donald Trump y recortar presupuesto a las ramas científicas para evitar futuros suicidios.

El trabajo de Seneff en este ámbito es tan malo, que se han utilizado sus artículos como ejemplos de cómo detectar revistas académicas fraudulentas. Además, Seneff es bien conocida como una de las personas que fomenta el movimiento antivacunas, que también suscribe la desacreditada tesis de que las vacunas aumentan el riesgo de autismo. ¿Suscribiría el Dr. Cabanillas este proceder de Seneff?
Puede ser también que tenga en mente un estudio de caso-control que salió este mismo año (2019) que vincula la exposición de mujeres al glifosato y otros pesticidas con un aumento significativo de autismo a nivel prenatal y natal. Es innegable que hay mayores incidencias de autismo en poblaciones expuestas a pesticidas. Este nuevo estudio es uno muy serio y al que definitivamente debemos estar pendientes, ya que se hizo en una población de Central Valley y un periodo de 12 años. Medía la exposición de personas a ciertos pesticidas que vivían a 2 km de reportes de su uso. Sin embargo, los mismos autores tienen un poco de precaución el respecto. Todas las críticas que hemos indicado para los estudios caso-control aplican también a este. En el comunicado de prensa y en su estudio, se destacan unas limitaciones:
This is an observational study, and as such, can’t establish cause, and the researchers point to some limitations, such as relying on patient records for details about diagnoses, and being unable to examine clinical outcomes.
(Mi énfasis) https://www.sciencedaily.com/releases/2019/03/190320215818.htm
¿Qué significa esto? Que debido a que el estudio depende de reportes que establecen asociación, los resultados sugieren que harían falta estudios de mejor calidad para establecer causación entre estos pesticidas y el trastrorno de espectro autista. Es interesante que ellos no abogan por prohibir ninguno de estos pesticidas, que en muchos casos, tales exposiciones son inevitables, sino más bien tomar medidas de política pública para limitar su exposición al público, especialmente a mujeres embarazadas, algo de lo que estamos en completo acuerdo.
They call for further research to explore underlying mechanisms in the development of autism. However, from a public health and preventive medicine perspective, they say their findings “support the need to avoid prenatal and infant exposure to pesticides to protect the developing child’s brain.”
In a linked editorial, Amanda Bakian and James VanDerSlice at the University of Utah agree that reducing exposure to pesticides during pregnancy “is sensible public health policy” but they point out that this “might be close to impossible for some populations.”
Future research exploring underlying biological mechanisms and individual susceptibilities in other regions of the world “may help to translate these study findings into more refined public health actions for pregnant women residing in areas of high pesticide use,” they conclude.
https://www.sciencedaily.com/releases/2019/03/190320215818.htm
En resumen
Establezco con el Dr. Cabanillas una respetuosa diferencia en cuanto al tema y hago hincapié de que él es el oncólogo y yo no. Sin embargo, lo que sí puedo decir es que me baso en el consenso actual de los toxicólogos en general en torno a este tema. Me parece que en cuanto al vínculo entre el glifosato con el cáncer, la evidencia es extremadamente débil y los estudios de mayor calidad sugieren fuertemente que no hay ningún vínculo. En el mejor de los casos, se basa en un metaanálisis que ha sido cuestionado por la comunidad científica debido a que recoge datos de diversa calidad, lo que puede llevar a dudar de sus conclusiones.
En cuanto a la vinculación entre el glifosato y el trastorno de espectro autista, el único estudio serio que he visto por el momento en cuanto a este tema es el de Ehrenstein et al. Aunque este estudio de caso control establece asociación, no establece causación. Si nos basamos puramente en reportes, sin un debido control poblacional, no podemos saber genuinamente si el glifosato está contribuyendo a las incidencias de autismo.
En cualquier caso, sí hacen falta mejores medidas de política pública para reducir la exposición del químico al público en general. Por otro lado, prohibir el glifosato sería retroceder a una época en que tanto agricultores como fumigadores utilizaban herbicidas significativamente más tóxicos y más costosos.
Este blog se mantiene por el administrador, pero también se sostiene, en parte, gracias a las donaciones de sus lectores. Si le gusta el contenido y desea ayudar, en la medida que se pueda, done con Paypal. O pueden enviar dinero usando cualquiera de las siguientes criptomonedas:
Bitcoin: 1MLP6kxvE3vNsNcv91BPT3zDd86eMyk9UN
Ethereum: 0xd90DCCbf29A9723594d00b7aE454aD6Af1b4E7B8
Litecoin: LN4gPjGF9cKRJfcVZaTfTvkEnRae4AfAyk
Basic Attention Token (BAT): 0xbFb99452c5558145FF5b3a25129B42f1e03Ae83F
Dash: XxHfdmBcataCDEmj6qs5hQnjNqrMXerZfW
TRON: TCS353bzbiaYnC6SzSzFAJLy9rfWtzcMnj
Muchas gracias.
Referencias
Andreotti, Gabriella, et al. “Glyphosate Use and Cancer Incidence in the Agricultural Health Study”. Journal of the National Cancer Institute, vol. 110, núm. 5, 1 de mayo de 2018, pp. 509–516. doi: 10.1093/jnci/djx233.
Benbrook, Charles. “Trends in Glyphosate Herbicide Use in the United States and Globally”. Environmental Sciences Europe, vol. 28, núm. 1, 2 de febrero de 2016. doi: 10.1186/s12302-016-0070-0.
Ehrenstein, S. von E. et al. “Prenatal and Infant Exposure to Ambient Pesticides and Autism Spectrum Disorder in Children: Population Based Case-Control Study”. BMJ, vol. 364, 2019. doi: 10.1136/bmj.l962.
Hemler et al. “Organic Foods for Cancer Prevention—Worth the Investment?” JAMA Internal Medicine, vol. 178, núm. 12, diciembre de 2018, pp. 1606-1607. doi: 10.1001/jamainternmed.2018.4363.
IARC. IARC Monographs on the Evaluation of Carcinogenic Risks to Humans. Vol. 112: Some Organophosphate Insecticides and Herbicides. IARC, 2017. https://monographs.iarc.fr/wp-content/uploads/2018/07/mono112.pdf.
Ioannidis, John P. A. “Why Most Clinical Research Is Not Useful”. PLoS ONE, vol. 13, núm. 6, 21 de junio de 2016, e1002049. doi: 10.1371/journal.pmed.1002049.
Siegel, R. L., et al. “Cancer Statistics, 2018”. CA. Cancer Journal for Clinicians, vol. 68, núm. 1, 4 de enero de 2019. pp. 7–30. doi: 10.3322/caac.21442.
Zhang, L., et al. “Exposure to Glyphosate-Based Herbicides and Risk for Non-Hodgkin Lymphoma: A Meta-Analysis and Supporting Evidence.” Mutation Research/Reviews in Mutation Research, 10 de febrero de 2019. doi: 10.1016/j.mrrev.2019.02.001.
Gracias por sus detallados y desapasionados comentarios acerca de mi opinión del glifosato. No cuento con suficiente tiempo para contestarle punto por punto pero a renglón seguido le envío algunos comentarios que considero importantes:
1- El glifosato no es cancerígeno según Miguel Pereira, Gerente Asuntos Gubernamentales, Bayer, “…siempre que se utilice el producto a tono con las instrucciones del manufacturero” … ¿Usted ha leído la etiqueta del producto? Exige tantas precauciones para evitar contacto con la piel, que esencialmente lo que el Sr. Pereira está diciendo es que si no entras en contacto con Roundup, no es un cancerígeno. Es como decir si no tomas cianuro, entonces el cianuro no es un veneno. Pero voy más allá, y pregunto ¿cual es el problema que ocurre si no se siguen las instrucciones para protegernos del producto? En la etiqueta nos advierte de la protección que debemos usar, pero en ningún sitio nos advierte en cuanto a las consecuencias si no seguimos esas instrucciones en la etiqueta.
2- EPA e IARC llegaron a conclusiones diametralmente opuestas sobre la genotoxicidad del glifosato por tres razones (ver manuscrito de Benbrook How did the US EPA and IARC reach diametrically opposed conclusions on the genotoxicity of glyphosate based herbicides en Environmental Sciences Europe, 2019):
a. la EPA se basó principalmente en estudios regulatorios no publicados, encargados por Monsanto, el 99% de los cuales fueron negativos, mientras que IARC se basó principalmente en estudios revisados por pares, de los cuales el 70% fueron positivos.
b. La EPA se basó en gran medida en los datos de estudios sobre glifosato puro, mientras que la revisión de la IARC dio gran importancia a los resultados de los análisis de los productos basados en glifosato (ej. Roundup).
c. La evaluación de la EPA no tuvo en cuenta riesgos ni exposiciones ocupacionales serios mientras que la evaluación de IARC abarcó datos de escenarios típicos ocupacionales y de exposición más alta.
d. El Dr. Blair, de IARC no pudo incluir el estudio de AHS porque las reglas no le permitían incluir ningún estudio que no hubiese sido publicado en una revista “peer reviewed”. Al momento que se consideró ese estudio, todavía no se había publicado. Sin embargo el metaanálisis por Zhang et al sí incluyo ese estudio y a pesar de eso, sus conclusiones fueron que glifosato era un cancerígeno.
3- Monsanto estaba traqueteando con los datos. Son 141 los documentos de Monsanto que se desclasificaron para uso en casos de litigación. Dios sabe cuantos se destruyeron y nunca llegaron a ver la luz pública pero los que se han revelado al público indican claramente que Monsanto contrató “ghostwriters” con el fin de publicar información favorable a su compañía pagando cifras hasta de $20,000 por artículo. Además interfirieron con el proceso de revisión por pares (peer review), entre otros asuntos muy serios.
4- En cuanto al metaanálisis de Zhang et al que demuestra que el glifosato aumenta el riesgo de NHL por 41% le comento:
a. Usted indica que el porciento de la población estadounidense que es víctima de NHL es un 2.2%. Esto es correcto, pero esa cifra representa el porcentaje de personas que en algún momento en su vida les va a dar linfoma. Esta cifra no es tan pertinente porque lo importante para calcular el riesgo es el número de casos nuevos por año que es 74,200 de una población total en EEUU de 328,868,954. Esto representa el .00022 de la población. Por tanto podemos calcular que el riesgo de adquirir linfoma en EEUU en un año es de un .022%. Si el glifosato aumenta ese riesgo por un 41%, entonces el riesgo aumentaría a un .031%, o un .09% adicional. Esto significa que en términos absolutos el número de casos adicionales causados por glifosato seria 67 (74,200 x .09%). En 10 años esto totalizaría unos 670 casos y en 20, serían 1340. Si usted piensa que eso es un aumento insignificante, entonces ahí tenemos una discrepancia seria.
5- Usted menciona que no hay un aumento en incidencia de NHL y demuestra una gráfica que comienza en 1992. Contrario a lo que usted señala, esa grafica sí demuestra un aumento en incidencia de 1.4% anualmente del 1992 hasta el 2003 (para un total de 15.4% de aumento en ese periodo de 11 años). Luego la incidencia se estabiliza. Pero curiosamente usted no miró la incidencia antes del 1992. El glifosato se comenzó a usar en EEUU en 1974. Por tanto es muy importante mirar las cifras después del 1974 que no están en la gráfica que usted enseñó. La incidencia de linfoma no-Hodgkin desde el 1976 al 1992 aumentó por un 50% en ese periodo de 16 años, o sea 3.13% anualmente, una cifra que se considera preocupante por no decir alarmante en el mundo de la epidemiologia.
a. La disminución en mortalidad que usted señala es debido a la mejoría significativa que ha habido en el tratamiento de este tumor y nada tiene que ver con una disminución en la incidencia como usted parece inferir.
6- Los linfomas no-Hodgkin (NHL) representan solo un 4.2% de todos los cánceres en EEUU. A pesar de que varios estudios no asocian el glifosato con NHL, consistentemente los estudios que son positivos lo asocian específicamente con NHL. ¿No le pica la curiosidad a usted que un tumor tan poco común se haya asociado consistentemente con glifosato? Esto obviamente no es algo que está ocurriendo al azar. En otras palabras, los estudios no demuestran una asociación con tumores comunes. Los datos no son inconsistentes como por ejemplo si en un estudio la asociacion fuera con un cáncer común como el de próstata, mientras que en otro estudio la asociacion fuera con otro cáncer como el colorrectal y otro con cáncer de pulmón.
7- Yo sí he mencionado que el glifosato se asocia con autismo. Le refiero a: https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/embarazadasalejensedelospesticidas-columna-2492880/. Yo nunca he dicho que se asocia con Alzheimer. Lea bien el artículo de Claridad que usted cita. Eso lo dijo Vilma Calderón. Tampoco he usado como fuente de información a Stephanie Seneff como usted insinúa. De hecho no se ni quien es esa persona. Mi fuente de información es Ondine S von Ehrenstein quien publicó su estudio en 2019 en el British Medical Journal.
8- Para cerrar, le quiero felicitar por el nivel científico y serio que le ha impartido a este debate. Le reitero que aunque la evidencia para respaldar la carcinogenicidad del glifosato es indirecta, en mi opinión, no solo es bastante sino que también es consistente; por tanto estoy convencido cada vez mas que el NHL está causado, en parte, por el glifosato. Obviamente el glifosato no es la única causa de esta enfermedad. Lamentablemente ningún estudio epidemiológico va a ser perfecto y siempre va a ser criticado por imperfecciones pero no hay otra forma de estudiar el efecto del glifosato que no sea a a través de ese tipo de estudio. No podemos rociar 10,000 personas con Roundup y otras 10,000 con placebo para entonces determinar a cuantos les daría linfoma. No solo es antiético, sino que no creo que vamos a encontrar voluntarios ni siquiera entre los empleados de Monsanto, quienes repetidamente alegan que el Roundup no es un cancerígeno. Usted parece estar muy convencido que glifosato no es cancerígeno…pero pregúntese usted mismo si estaría dispuesto a que lo rocíen con Roundup.
LikeLiked by 1 person
Dr. Cabanillas:
Le reitero mi respeto hacia usted y gracias por las felicitaciones. Miraré los puntos que trae a colación e incorporaré para futuros artículos muchas de sus correcciones por las que le agradezco.
Hay cuatro cosas que quiero dejar claras.
*Una vez más, mi defensa es la tecnología, no la compañía. Sí sé que Monsanto ha intentado manipular la manera presentan los datos y eso es éticamente denunciable. No tengo problema alguno al respecto. De hecho, cuando Bayer informó que iba a desmantelar el operativo de espionaje a oponentes de la compañía, me alegré mucho. Sin embargo, Bayer es un jugador mucho más grande que Monsanto, así que hay que estar mucho más pendientes de sus actividades y exigir mucha mayor transparencia de lo que hacen. No obstante ello, parte de mi inquietud radica que muchas agencias de seguridad a nivel mundial, incluyendo las europeas, han llegado exactamente al mismo lugar de la EPA. En fin, muchos experimentos y estudios que no han sido financiados por la compañía como los ya mencionados. El mismo Charles Benbrook reconoce en uno de sus artículos que el glifosato es relativamente inocuo cuando se le compara con otros herbicidas y que su impacto ambiental ha sido mínimo. De hecho, tras una solicitud del FOIA, salió a relucir que, aunque él lucha contra los transgénicos que fomentan el uso de herbicidas sintéticos, él se opone a la prohibición total del glifosato, ya que las alternativas que tienen los fumigadores y agricultores son pesticidas mucho más tóxicos y costosos. Muchos de ellos no son cancerígenos, pero sí afectarían la salud muy seriamente de otras maneras.
*En cuanto, a la diferencia estadística de NHL, mi filosofía es una persona que obtiene NHL por el glifosato es demasiado, esto es algo que digo en el texto. Por ende, estoy muy a favor de tomar mayores medidas preventivas para fumigadores y agricultores. Además, estoy totalmente a favor de que el uso del glifosato se regule mucho mejor para el bienestar tanto del público como de los agricultores y fumigadores.
*El asunto de estudios que puedan generar una leve tendencia a NHL no me extraña. El problema es que esto representa unas serias dificultades en lo que respecta muy especialmente a los fumigadores y agricultores. Si se dijera que ellos solo utilizan glifosato y años después hay un incremento estadístico significativo de NHL en ellos, comprendería bien el asunto. El problema es que los fumigadores y agricultores utilizan toda una variedad de herbicidas, fungicidas e insecticidas, lo que les hace propensos a toda una serie de males, incluyendo el NHL. Como oncólogo, me imagino que usted se habrá topado con muchos casos de este tipo. Claro, estoy de acuerdo con usted de que sería antiético experimentar con humanos haciéndoles ingerir glifosato y después viendo a ver si generan alguna enfermedad. Por ende, debemos aspirar a experimentos de la mayor calidad posible. A medida que se innovan tecnologías para obtener mediciones más precisas y mejora el proceso de arbitraje por pares, mejor podríamos averiguar si hay evidencia del vínculo entre el glifosato y el NHL.
*Sobre el asunto de si usted se refirió al Alzheimer – La fuente del redactor del artículo de Claridad y una confusión mía. Si usted mira mejor el mismo artículo, el escritor introdujo un párrafo entre dos citas suyas, sin haberse referido todavía a Vilma Calderón, y cito; “La información fue dilucidada como parte del descubrimiento de prueba de la tercera demanda multimillonaria contra Monsanto. La pareja de esposos Alba y Alberta Pilliod, de California,desarrollaron linfoma Non-Hodgkin por su exposición al glifosato, el cual se asocia también a cáncer, Alzheimer y autismo en niños.” (mi énfasis) Como este párrafo ocurre entre dos citas suyas, pensé —equivocadamente— que el reportero estaba sintetizando algo que usted había dicho. Note que tengo un especial cuidado de comenzar la dicusión al respecto, diciendo, “De acuerdo con Claridad …” Como el artículo no brinda más detalles, solo puedo reaccionar a lo que dice su texto.
Una vez más, sepa que se le aprecia y respeta mucho. Le agradezco su respuesta y este es un asunto en el que diferiremos, hasta que veamos mejor evidencia.
LikeLiked by 1 person
El autor de esta columna comete un error garrafal al alegar que hay controversia de si el calentamiento global es antropogénico o no. No la hay, el consenso científico es abrumador. La oposición es mayormente política.
LikeLiked by 1 person
Gracias por su participación.
No tengo lugar a dudas en mi mente que el cambio climático es antropogénico. A lo que me refiero en mi artículo es que en la vasta literatura científica, uno se puede encontrar de todo: aquellos que lo afirman, otros que lo niegan y otros que son indecisos. Eso es *normal* en las ciencias, toda investigación de cualquier tema involucra un “ruido” y falta de orden.
El asunto es que mientras pasa el tiempo y se hacen mediciones, se reevalúa la literatura anterior y se introducen nuevos datos, los científicos van paulatinamente conduciéndose a un consenso en un tema. Hoy día, en cuanto al cambio climático, ese “ruido” se ha disipado sustancialmente y hoy creo que son muy pocos los científicos que dudan de la antropogénesis del cambio climático.
Ahora bien, los negacionistas encontrarán en la literatura científica, artículos que apoyen sus puntos. Sin embargo, ignorarán todos los artículos de mejor calidad que refutan sus prejuicios negacionistas. Algo así sucede con el asunto del glifosato.
LikeLike
Segun la consultora ambiental Estoy totalmente de acuerdo, en que si no conocemos y cuidamos nuestro Patrimonio, cómo vamos a protegerlo y difundirlo?
http://arqueobit.com
LikeLike