
Nuevo estudio que nos confirma lo ya visto
Este mes de febrero (de 2019) ha sido uno repleto de controversias en torno al glifosato. Aquí haré un recuento breve de algunos de los acontecimientos significativos.
Torpeza de la AAAS

Recientemente, la organización American Association for the Advancement of Science (AAAS) le había otorgado un premio a los doctores Sarath Gunatilake y Channa Jayasumana por su “estudio” que “revelaba” que el uso del glifosato en Sri Lanka podría ser la causa de una enfermedad crónica de riñones que padece una población adyacente. El problema es que el llamado “estudio” no incluía recopilación de datos, sino que consistía fundamentalmente en una hipótesis. Gunatilake participó en el famoso seudotribunal contra Monsanto en la Haya y del que hablamos en otra entrada de este blog. Esta publicación llevó a que se prohibiera la importación de glifosato en Sri Lanka. Aunque, posteriormente se permitió su importación, todavía hay legislación contra su uso. La organización prestigiosa, The Sri Lankan National Academy of Science, emitió un comunicado afirmando que no había base científica alguna para la prohibición, ya que no existía evidencia alguna entre el uso del glifosato y la enfermedad crónica de riñones documentado entre los cingaleses.
El escrito fue publicado en una revista de una editorial que en el pasado fue considerada y que algunos continúan considerando predadora (MDPI), llamada International Journal of Environmental Research and Public Health. Ese trabajo continuaba una “investigación” anterior en la que los autores habían sugerido que el glifosato podía contribuir al envenenamiento con metales tóxicos a la población cingalesa. Es interesante notar, que en esta publicación previa, había una tercera autora, llamada Sisira Siribaddana. El portal Biofortified.org sacó a la luz una información interesante de esta tercera autora, entre los datos, se revela que se especializaba en “medicina alternativa”, tiene un portal donde ofrece medicina hecha mediante “instrucciones de los dioses”, y que su estudio del glifosato estuvo guiado por el dios Natha.
La AAAS tuvo que retirar el premio otorgado a los dos científicos en cuestión e investigar a fondo el insólito asunto.
El contenido del nuevo estudio sobre la potencial genotoxicidad del glifosato

Hace algunos días, se publicó un artículo importante que añade a todos los estudios hechos a nivel internacional en torno al glifosato y su potencial genotoxicidad. He aquí la ficha:
Steinberg, P., Voet, H. van der, Goedhart, P. W., Kleter, G., Kok, E. J., Pla, M. … Wilhelm, R. (12 de febrero de 2019). Lack of adverse effects in subchronic and chronic toxicity/carcinogenicity studies on the glyphosate-resistant genetically modified maize NK603 in Wistar Han RCC rats. Archives of Toxicology, 1-45. doi: 10.1007/s00204-019-02400-1.
Este artículo pone en relieve otro experimento, esta vez mucho más comprensivo y que cumple con todos los estándares de calidad, que, una vez más, demuestra de que no hay evidencia alguna de que el glifosato sea cancerígeno.
No es la primera vez que reportamos de este estudio. En otra ocasión nos referimos al grupo GM Plant Two Year Safety Testing (G-TwYST), que había llevado a cabo una labor que refutaba algunos puntos planteados por el famoso artículo retirado de G.-E. Séralini con ratas albinas. En aquel momento, solo teníamos a nuestra disposición un comunicado de prensa, pero no los datos. Ya para el 13 de este mes, G-TwYST lanzó otro comunicado anunciando la tan esperada publicación.
Debido a la amplitud de su documento (¡cuarentaicinco páginas!), nos limitaremos a describir de nuevo el resumen de su estudio. Se llevaron a cabo dos pruebas de toxicidad subcrónica de 90 días y otro de toxicidad crónica de un año. En los primeros dos experimentos, se agruparon las ratas por género y por tipo de alimentos con maíz transgénico en distintas proporciones 11%, 33% y 50%. El experimento de un año investigó la potencial toxicidad y genotoxicidad de maíz transgénico administrado a grupos de ratas mediante alimentos con 11% y de 33% de maíz transgénico. En ambos casos, también se evaluaron los resultados de alimentos con o sin trazas de Roundup®. Ambos experimentos llevados a cabo por G-TwYST revelaron que no hay riesgos potenciales por el consumo del maíz NK603 con o sin glifosato.
Nótese que este estudio debe considerarse uno independiente y cuyos fondos provienen exclusivamente de la Comisión Europea.
Un metaanálisis que “demuestra” un incremento de riesgo de linforma no-hodgkiano (NHL) por el uso habitual del glifosato

Mientras estaba redactando este artículo, me llamaron la atención de que también en este mes se publicó un metaanálisis que pretendía establecer que el uso habitual (occupational) del glifosato aumentaba el riesgo de linfoma no-hodgkiano (“NHL” por sus siglas en inglés). He aquí la ficha:
Zhang, L., Rana, I., Shaffer, R. M., Taioli, E., & Sheppard, L. (10 de febrero de 2019). Exposure to glyphosate-based herbicides and risk for Non-Hodgkin Lymphoma: a meta-analysis and supporting evidence. Mutation Research/Reviews in Mutation Research, doi: 10.1016/j.mrrev.2019.02.001.
Junto a las revisiones científicas, los metaanálisis suelen ser los estudios más sólidos de la literatura científica. Sin embargo, en este caso, hay serias sospechas. Según este, a partir de estudios del 2001 al 2018, se puede demostrar que el glifosato puede aumentar el riesgo de NHL hasta un 41%. Una coautora, Rachel Schaffer, afirma lo siguiente:
This research provides the most up-to-date analysis of glyphosate and its link with Non-Hodgkin Lymphoma, incorporating a 2018 study of more than 54,000 people who work as licensed pesticide applicators.
Fuente: https://medicalxpress.com/news/2019-02-exposure-chemical-roundup-cancer.html
Bayer (que compró la compañía Monsanto y es dueña de la marca Roundup) afirma que en ese estudio se hizo un truco estadístico. Muchos científicos expresaron su escepticismo antre este “hallazgo”.
Este último tema traerá una acalorada discusión en los próximos días. Sin embargo, quiero limitarme a señalar que la línea general de las objeciones de estos científicos fue la alta selectividad de ciertos datos a ser incluidos, además de que contradice las conclusiones de todos los mejores estudios y la opinión casi unánime (con excepción de la IARC) de la carencia de evidencia de la genotoxicidad del glifosato. Algunos de estos últimos han hecho estudios marcadamente abarcadores en torno al tema.
Una vez más, el alegato es que el glifosato podría incrementar el riesgo de NHL, no para el público que lo consume, sino para los que lo administran cotidianamente (occupational). El problema con esto es que, como pudo demostrar un estudio de cohorte (de muy alta calidad), hecho posible por fondos públicos (no de Monsanto/Bayer), de la Agricultural Health Study, no hubo aumento alguno de NHL entre los administradores de glifosato. Los autores siguieron un total de 54,251 agricultores que asperjaron herbicidas, de los cuales 44,932 utilizaron glifosato. En el texto, se distinguieron cuatro subgrupos por grado de exposición (Q1 son los menos expuestos y Q4 los más) por un periodo de 5 a 20 años. Como pueden ver en la siguiente gráfica, no hubo aumento alguno de incidencia de NHL, no importaba la cantidad que administraran.

Irónicamente, el meta-analisis incluye los estudios del AHS y llegan a la conclusión opuesta.
Seguiremos la discusión en este mes en cuanto a este interesante tema y les mantendré al tanto de lo que ocurre.
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