
Integral Fast Reactor
Introducción
En una mañana, escuchando al exgobernador Aníbal Acevedo Vilá, expresó una opinión con la que concurro totalmente: que hay que establecer un plan de energía bien hecho, fuera gas, energía eólica, solar y, parafraseo aquí, “hay hasta algunos que proponen la energía nuclear, con los riesgos que eso conlleva“. Lo decía casi como si implicara que otras alternativas no conllevaran “riesgos”. En Fuego Cruzado, también he escuchado aserciones semejantes de parte de algunos de sus panelistas.
Entiendo muy bien esas inquietudes, porque yo las solía sostener. En primer lugar, nos han llovido por televisión, radio y redes sociales, toda clase de asuntos relacionados con esa fuente de energía terrorífica. Usualmente, cada una de ellas lleva la palabra “Fukushima” y no falta quien comparta por la n-ésima vez la noticia repetida una y otra vez desde hace ya algunos años de que una tercera parte de los océanos del mundo están contaminados con radioactividad de la famosa planta nuclear japonesa.

Noticia compartida en Facebook de que Fukushima contamina 1/3 de los océanos del mundo.
En segundo lugar, tenemos que lidiar con las leyendas urbanas en torno a Fukushima. Hemos refutado algunas de ellas aquí.
En cuanto a seguridad se refiere, preguntarse si un reactor nuclear es seguro, es casi como preguntarse si un carro es seguro. En muchos países, hay unas regulaciones que intentan maximizar la seguridad de los conductores y pasajeros. Con todo y eso, uno podría decir que unos carros son mucho más seguros que otros; por ejemplo, un Toyota Land Cruiser V8 es más seguro que un Ford Mustang (por favor, no me escriban si alguien se siente ofendido … es lo que he encontrado de reseñadores).
Igual pasa con los reactores nucleares. Aquí vamos a tratar el tema de la seguridad, preocupación muy ampliamente compartida por nuestro pueblo.
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Chernobyl, Fukushima y Three Mile Island

Monumento dedicado a los liquidadores que perecieron atendiendo el derretimiento del combustible de la planta nuclear de Chernobyl (Luhansk, Ukraine). Imagen cortesía de Qypchak de Wikimedia Commons. (CC-BY-SA 3.0).
Uno de los peores accidentes nucleares que ha pasado a la historia es el de Chernobyl. Era una planta súper mal diseñada, que no tenía, tan siquiera, una estructura de contención. Eso significaba que, si ocurría cualquier fuego o accidente, no había manera alguna de contenerlo. En una futura entrada, discutiré en torno a la comedia (y tragedia) de errores, tanto de adiestramiento de personal como de estructura burocrática gubernamental que agravó el desastre. Baste indicar que debe ser un alivio para la humanidad que fuera de otro reactor que hay en Rusia (Generación 1), no hay otro semejante al de Chernobyl a nivel mundial.
El de Fukushima estaba mejor diseñado y, hasta cierto punto, algunos sistemas de resguardo funcionaron, por lo que el problema no fue tan grave como el de Chernobyl. Sin embargo, la dificultad fue (otra vez) una de mal diseño. Al poner los motores de resguardo a un bajo nivel, fácilmente inundable en caso de un maremoto, algunos fallaron.
Ambos incidentes, el de Chernobyl y Fukushima, frecuentemente se utilizan para finalizar cualquier conversación sensata en torno a la posibilidad de utilizar energía nuclear. Muchos no hablan de los detalles de Three Mile Island, en el que el sistema de seguridad funcionó. La población cercana no recibió una radiación mayor que la que obtendrían de una pequeña dosis de rayos-X en una sala médica y no ha tenido efecto mayor en la población, contrario a lo que comúnmente se piensa (véase también aquí). En el peor de los casos, solo se ha podido determinar una “posible” asociación con 44 casos, pero nada concluyente. Aun cuando hablamos de Chernobyl y de ciertos estimados del número de gente que murió o morirá por ello, los casos en que se pueden vincular las muertes a la radiación producida por el accidente son muchísimo más bajos que lo que usualmente se ha propagandizado (véase también esta información y esta).
Es más, si vamos a eventos recientes, vemos que el Estado de Florida tiene reactores nucleares. Algunos de ellos fueron impactados por el huracán Irma, dos de ellos tuvieron una situación muy similar al de Fukushima. A pesar de ello, nada ocurrió. Los sistemas de seguridad funcionaron a la perfección y hoy continúan operando muy bien. En el caso del reactor de St. Lucie, que no se apagó completamente, aun cuando había entrado agua de mar y la sal y se había acumulado en una de las unidades, nada sucedió. Los técnicos lidiaron con el problema muy bien. No solo eso, anteriormente, la estructura se había sostenido ante los vientos del huracán Andrew, que eran de categoría 5. Sin embargo, un vistazo a una búsqueda en Google nos revela que este triunfo de la seguridad de la planta, no tuvo tanta publicidad como la paranoia que prevalecía antes del paso del huracán Irma por Florida.
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Lo que nos dicen los datos científicos
Hoy día, casi nadie disputa que, desde el punto de vista de los datos acumulados hasta el presente, la energía nuclear es la más segura de todas las mayores fuentes disponibles hoy día. Vean las siguientes cifras de Our World in Data, que incluye las de muertes por terawatt/hora (TWh) (esto incluye todas las muertes por radiación por Chernobyl, Fukushima y Three Mile Island).

Tasa de muertes por producción de energía en TWh. Imagen cortesía de Our World in Data (CC-BY-SA 4.0)
Si contamos el número hipotético de muertes a nivel mundial que hubieran sucedido en caso de depender de una sola la fuente de energía, he aquí los resultados.

Números hipotéticos de muertes por producción de energía. Imagen cortesía de Our World in Data (CC-BY-SA 4.0)
Aquí vemos los efectos de la salud que causaría cada fuente de energía por su emisión de bióxido de carbono (kWh).

Efectos a la salud por producción de energía usando los datos del 2014. Imagen cortesía de Our World in Data (CC-BY-SA 4.0)
Cuando tomamos en cuenta el resto de las fuentes de energía, solo la energía eólica supera a la nuclear en seguridad. Ni tan siquiera la solar es tan segura.
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Nuevos reactores, nueva seguridad sin intervención humana ni de energía externa: la física lo resuelve todo
No obstante ello, la industria nuclear ha procedido a promover unos avances tecnológicos mucho más seguros, especialmente unos que ofrecen seguridad pasiva. Esto significa que, sin contar con resguardo o electricidad externa, por pura acción de la física, el proceso nuclear se acaba, garantizantizando así la seguridad de los empleados y del público.
De estos, ya hemos discutido un tipo de reactor nuclear modular, desarrollado por NuScale Power®. Cuenta con un sistema de redundancia de seguridad pasiva que no necesita de resguardo eléctrico ni intervención humana. Si ocurriera alguna falla en esta, cesaría el flujo eléctrico del sistema, haciendo que caigan las barras de seguridad que están sujetas magnéticamente. Esto interrumpiría la cadena nuclear de los reactores y el resto de la salvaguarda consiste en que se reduzca su temperatura. La piscina está diseñada para enfriar el combustible por varios días mediante su absorción en el agua. Después de evaporada el agua, la estructura está diseñada para que, mediante convección, pueda continuar enfriándose el combustible indefinidamente.

Representación de una central nuclear modular NuScale (Fuente: NuScale).
Hemos abogado por este tipo de reactor en Puerto Rico, porque parece ser la opción más barata, no involucra demasiada permisología a nivel federal y permite la creación de microredes fiables y estables, según sean las diversas necesidades del país. No es la opción óptima que muchos quisiéramos (personalmente, preferiría un reactor basado en torio como combustible), pero en vista de la situación de permisología y de costos en Estados Unidos, esta parece ser la mejor opción para nosotros.
Existió en un momento dado el Integral Fast Reactor (IFR), en el que se disolvió el combustible en un metal líquido con un punto de ebullición significativamente más alto que el agua (por lo que evitaba la inversión en mecanismos para presionar el agua) y a su vez, al calentarse el combustible, podía alejar sus átomos lo suficiente como para detener la cadena neutrónica radiactiva. Los científicos de Argonne Labs recrearon la situación en que ocurrió el desastre de Chernobyl y, también crearon un escenario muy semejante al de Fukushima. En ambas ocasiones, la reacción nuclear de la planta se detuvo y la planta se apagó, evitando así un accidente nuclear. Desgraciadamente, los demócratas en el Congreso de Estados Unidos, liderados por el Senador John Kerry en 1992, cancelaron el proyecto. Hoy día, Kerry favorece la energía nuclear.
Pronto hablaremos del AP1000 creado por Westinghouse/Toshiba, planta cuya construcción es modular, es decir, se manufacturan las piezas para armarla en el lugar de construcción. Esto tiene la ventaja de hacer más viable la edificación de los reactores nucleares, mientras que se abarata su costo. También tiene mecanismos redundantes de seguridad, incluyendo una reserva de agua al tope. Si ocurriera cualquier accidente que interrumpiera el flujo de electricidad, la reserva de agua bajaría por gravedad y enfriaría el combustible por 72 horas. Si la planta de Fukushima hubiera tenido este recurso, el desastre acontecido no hubiera ocurrido.
Finalmente, están los esfuerzos de crear un reactor nuclear usando torio y sal de flúor líquido, algo que en principio hace imposible el derretimiento del combustible. En caso de cualquier accidente, la elevación de la temperatura derritiría un tapón, y el líquido se vaciaría en unos tanques subterráneos. Allí, la sal expandiría los átomos del combustible, deteniendo así la reacción nuclear.

Reactor de sal derretida

Leslie Dewan, fundadora y Directora Ejecutiva de Transatomic. Foto cortesía de Weeks1956 de Wikimedia Commons (CC-BY-SA 3.0 Unported)
Otros proyectos, tales como Transatomic, tienen un esquema similar con el propósito de reciclar desperdicios nucleares. Bill Gates y algunos inversionistas también están trabajando con alternativas para maximizar la provisión de energía que potencialmente pueden proveer los desperdicios nucleares. Ellos fundaron TerraPower con ese fin. Muchos de estos reactores a prueba de accidentes se están construyendo principalmente en China, en India, Gran Bretaña, Rusia y Canadá. En Estados Unidos, la legislación excesivamente reguladora ha impedido la implementación de nuevas tecnologías. Sin embargo, sí permiten, por el momento, proyectos de reactores de agua liviana, como NuScale y AP1000.
A pesar de todo esto, no se propagandiza lo suficiente la evidencia científica abundante de lo seguras que son las plantas nucleares actuales y cómo las futuras serán todavía mucho más seguras.
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Comparación con las “renovables”
En estadísticas más recientes, la generación de energía a partir de la actividad nuclear aparece que es más segura que el viento (algunas de estas, solo consideran a Estados Unidos, particularmente porque no ha habido muertes por nucleares en ese país). Sin embargo, en la medida que ha aumentado la energía eólica, más accidentes fatales ocurren en su campo (véase el caso del Reino Unido). Esto no significa que esta tecnología no haya avanzado mucho. Al contrario, antes solía ser el caso de que no compensaba por la energía invertida en crear los molinos de vientos. Hoy se sabe que sí lo haría. El problema principal que persiste en la energía eólica es el de su intermitencia. No siempre hay viento que cree la energía necesaria.
En el caso de la energía solar, lo mismo se puede decir de las placas fotovoltaicas. Ya han avanzado lo suficiente, la tecnología y su eficiencia de producción como para que la energía invertida en el proceso de crearlos rinda para compensarla en el futuro cercano (véase este estudio y este al respecto). Por otro lado, también involucra (afortunadamente, cada vez menos) procesos altamente tóxicos, ya que los metales que los componen son perjudiciales para la salud humana y el medio ambiente. En un momento dado, el nivel de toxicidad de su fabricación fue tan alto que despertó protestas en China. Este tipo de malestares en China es bien conocido y documentado, aunque, una vez más, afortunadamente, se ha ido reduciendo lo mejor posible su impacto ambiental. Otro problema con las fotovoltaicas tiene que ver con incidencias de muertes por shock a la hora de instalarlos (una minucia). Finalmente, el problema de disponer de paneles viejos, corroídos u obsoletos es un problema ambiental muy grave (aun si se le compara con la energía nuclear, como veremos más tarde). En Japón y en China, ya se ha vuelto un motivo de preocupación. En el caso de China, se espera que para el año 2050, el desperdicio de paneles solares sume un total aproximado de 20 millones de toneladas. Muchos de los metales tóxicos contaminan y podrán contaminar los suelos y acuíferos.
La biomasa representa problemas a la salud pública por liberar partículas de combustión y dificulta el secuestro de bióxido de carbono (hasta el punto de que la organización NRDC (Natural Resources Defense Council) se opone a su uso). Además, esta alternativa puede respresentar un problema para los bosques. Hay científicos que cuestionan que no contribuya a empeorar el efecto de invernadero (véase también este comentario). Esta opinión es compartida por expertos de la IPCC, que investigan en torno al problema del cambio climático.
La energía hidroeléctrica tiene sus límites y, en muchos casos, puede representar un serio problema para ciertos ecosistemas. En otras ocasiones, fallas en plantas hidroeléctricas y presas puede resultar en pérdidas de vidas significativas. Por ejemplo, en 1963, la presa de Vajont, Italia, tuvo un resquebrajamiento accidental por la que murieron 1,910 personas; en 1971, la presa Banqiao, en China, tuvo una falla que costó 171,000 muertos y cerca de 11,000,000 desplazados; y en 1979, en Machchhu, India, también ocurrió un evento similar que cuyo costo en vida se estima que es entre los 1,800 a 25,000 víctimas.
¿Cuál es el mensaje de esta sección? Que cuando se le compara a la energía nuclear con las demás energías llamadas “limpias”, todas tienen un beneficio y un costo. Sin embargo, la energía nuclear sobresale sobre las renovables en términos de seguridad, efecto ambiental, y fiabilidad a la hora de proveer energía. En la siguiente gráfica, pueden ver el grado de externalidad de la energía nuclear en comparación con las demás fuentes. Tengan en cuenta que algunos de los números utilizados para originar esta gráfica, provienen de grupos ambientalistas hostiles a la energía nuclear (e.g. Greenpeace).

Tabla de externalidades de combustibles hecha por Ecofys (Alberichi et al. 2014, p. 37). Nótese que si se suman las dos barras de externalidades de las placas fotovoltaicas, sería mayor que las de la planta nuclear. Véase también que su contribución al cambio climático, a la toxicidad humana y a los desperdicios es mayor que la de las plantas nucleares.
Fuera del factor de la contaminación nuclear (Chernobyl y Fukushima) y el agotamiento del uranio (es un metal raro y la mayoría de las plantas solo absorben un poco de energía de ella), pueden ver claramente que si suman las externalidades de la energía eólica y, por otro lado, suman las externalidades de la energía solar, la energía nuclear es la que menos costo social y ambiental implica. Si añadimos nueva tecnología de seguridad pasiva y de captación de energía, como ocurre actualmente con los reactores reproductores rápidos, podemos decrecer todavía más las externalidades nucleares que aparecen en la ilustración (e.g. la barra amarilla).
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El problema del espacio
Cuando se habla de las renovables, usualmente la gente se refiere a la energía solar y eólica. Hay países como Costa Rica, que operan casi enteramente con renovables, del cual la energía eólica suele ser una de las que menos contribuye, seguida en insignificancia por la energía solar (cifras del 2016):
74.35% – Hidroeléctrica
12.74% – Geotermal
10.30% – Energía eólica
1.88% – Petróleo
0.72% – Biomasa
0.01% – Energía solar
Otras naciones como Islandia, pueden aprovechar su accidente geológico y explotar otras renovables (cifras del 2016).
65% – Geotermal
20% – Hidroeléctrica
15% – Energía fósil
La energía solar y eólica tienen un rol mínimo. Se espera que la eólica sea la que más crezca de las dos a medida que pasen los años.
Se pretende que Alemania, la reina de la energía solar, sea modelo de energía sostenible, pero el programa Energiewende ha tenido problemas significativos, como hemos reseñado anteriormente. Además, se presenta a Dinamarca como otro modelo a seguir. Sí es cierto que depende mucho de energía eólica (y la energía solar provee solo una ínfima parte de la provisión eléctrica, 4.2%). Sin embargo, lo que muchos no saben, es que este país también importa energía nuclear de otros países para reducir su dependencia en los combustibles fósiles. Lo mismo ocurre con Alemania.
Hay otro aspecto muy importante, especialmente en lo que concierne a nuestra convicción ecomodernista. El depender de energía solar y eólica tiene un problema muy importante y es que son fuentes agresivas contra la naturaleza. Espacio que se use para paneles solares o molinos de viento, espacio que no se puede reservar para la naturaleza. Esto es contrario a la filosofía expresada por el Manifiesto ecomodernista, que busca la manera de desacoplar la actividad humana lo mejor posible de la explotación de la naturaleza, reduciendo así su impacto. La tecnología nos provee los mecanismos para ello y, a la luz de lo que hemos visto, la manera de concentrar la energía que necesitamos para las áreas urbanas y las ciudades, es mediante la energía nuclear. Irónicamente, el movimiento ambientalista ha afirmado por años que hay que evitar el desparramamiento urbano para preservar áreas naturales. Fomentar la energía solar y eólica hace exactamente lo contrario.

Paneles solares. Foto cortesía de Panoramio. (CC-BY 3.0 Unported)
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Los desperdicios nucleares
Cada vez que la gente piensa en desperdicios nucleares, estas son las imágenes que les viene a la cabeza.

Imagen de Greenpeace. Usado bajo la doctrina de uso legítimo (fair use) con propósito de ilustrar a los lectores. Fuente original: http://www.eco-h2o.co.za/2012/03/05/greenpeace-clean-up/.

Imagen de Greenpeace. Usado bajo la doctrina de uso legítimo (fair use) con el propósito de ilustrar a los lectores. Fuente original: https://www.guiaongs.org/noticias/greenpeace-contra-las-centrales-nucleares/

Propaganda antinuclear. Usado bajo uso legítimo (fair use) para ilustrar a los lectores. Fuente: https://thecsspoint.com/nuclear-waste-editorial/
Sin embargo, no hay un ápice de verdad en esto. Al contrario, estas imágenes de valor puramente propagandístico, son bastante lejanas a la realidad. ¿Quieren ver cómo lucen los recipientes de desperdicio nuclear? Vean estos.

Unidades de almacenamiento nuclear. Foto cortesía de la Comisión Reguladora Nuclear (NRC).
Hay otras imágenes fiables como la que aparecen en este artículo, este y este. Como pueden ver, no son nada que realmente contamine el ambiente. Podemos pasear entre ellos (en Francia, literalmente, sobre ellos) sin detectar un solo neutrón radiactivo del desperdicio que contienen. Ninguna de ellas está causando problema ambiental alguno.
Estos recipientes de desperdicios nucleares están bien diseñados para ello. Una vez que el uranio radiactivo ya no es útil, se enfría en una piscina de agua por un espacio de seis a diez años, se solidifica (se cristaliza) y, posteriormente, se coloca en estas unidades de acero y cemento. Los recipientes son vigilados y evaluados por personas hasta que se les encuentre algún lugar geológicamente adecuado para depositarlos permanentemente. La búsqueda de tales lugares, sigue siendo un problema, ya que el material nuclear no puede permanecer en la superficie de la Tierra para siempre.
Mientras tanto, ¿son seguros estos contenedores? La realidad es que son muy seguros. Tanto es así, que se les ha sometido a toda serie de pruebas de colisión para garantizar la seguridad de lo contenido. Lo siguiente son vídeos de 1978 y de 1984 al respecto:
En general, los desperdicios nucleares se disponen de manera extremadamente segura. Eso no significa que sea un sistema perfecto. En el 2014, hubo una serie de incidentes en Waste Isolation Pilot Plant (WIPP), el presente lugar de preferencia en Estados Unidos para disponer los restos nucleares. En ese año, se descubrió que la compañía fabricadora había llenado uno de ellos con arena para gatos (kitty litter) orgánico, por lo que reaccionó físicamente con el desecho radiactivo. Se pensó inicialmente que limpiar el lugar costaría $2 mil millones, después sucedió que la limpieza solo costó $500 millones ($1.5 mil millones menos que lo anticipado), gran parte de ello por exceso de precaución. Aquí está un informe de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) al respecto. WIPP se abrió de nuevo cuando todo el asunto se había arreglado. Hasta donde sé, ese ha sido el único incidente en Estados Unidos con desperdicio nuclear de plantas en décadas.
De hecho, las regulaciones en torno a estos desechos son tan estrictas que le corresponde a las compañías velarlos hasta que se disponga de ellos al final en, presumiblemente, WIPP. Prácticamente, eso es lo deseado por virtualmente todos los ambientalistas en torno a los desperdicios de cualquier tipo en general: que las compañías se hagan responsables de los desperdicios que generan. Sin embargo, de las fuentes de energías, la industria nuclear es la única que lo hace.
Habiendo señalado las preocupaciones serias que existen en relación con los desechos de las plantas nucleares, déjenme afirmar que tal vez no hay mejor argumento a favor de la energía nuclear que todo el proceso de disponer de sus desechos. Por las siguientes razones:
- Es la única industria que enclaustra la radiación de los desperdicios y activamente vela por la seguridad pública..
- En relación con otras fuentes de energía, la cantidad que desecha es extraordinariamente pequeña.
Si se tomara todo el desecho nuclear que se ha generado en Estados Unidos y se acumulara de tal manera que llegara a 20 metros de profundidad, cubriría un parque de futbol completo. Es más, hemos llegado tecnológicamente hasta el punto de que el 96% de ese desperdicio pueda ser potencialmente reciclable, lo que reduciría mucho más su cantidad. Con los adelantos actuales, si fueran a contabilizarse los restos de la energía nuclear que yo necesitara desde mi nacimiento hasta mi muerte, el desperdicio no excedería el tamaño de un “padrino” de refrescos. Ninguna otra tecnología (solar, eólica, gas, petróleo y carbón), le llega a los talones a la energía nuclear en ese sentido.
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En resumen…

¿Energía Nuclear? Sí. Gracias. https://nuclearpoweryesplease.org/ (CC-BY-NC-SA 3.0).
Para cualquier análisis de riesgo, la conclusión es clara: la energía nuclear es la mejor opción fiable, estable y duradera, sin generar desperdicios significativos que representen ,en la actualidad, peligro para la humanidad. Estas razones y otras que ya hemos expuesto, han llevado a que la mayoría de los científicos (65%, pero no un consenso), vean como necesaria la construcción de más plantas nucleares.
Sí, hay motivos de preocupación en cuanto a los restos de las operaciones energéticas nucleares, Chernobyl y Fukushima nos enseña muy claramente que, en caso de ocurrir cualquier accidente, sea en el proceso de producción de energía o en el de disponer de desperdicios, la exposición a material nuclear podría ser costoso y fatal. Irónicamente, cuando se le compara con los combustibles que el público juzga “más seguros” (como la energía solar, geotermal o gas), el poder nuclear supera a todas en seguridad (tal vez con la excepción de la energía eólica).
En cuanto a los desperdicios se refiere, debido a su ínfima cantidad y los programas de disposición, podría superar a la energía solar en cuanto a seguridad ambiental. Aun en casos como Fukushima, por la vida media de su material radiactivo, una parte sustancial de su radiación ha decaído y el resto se ha diluido en el océano hasta el punto de que, actualmente, es inocuo para los animales marinos y los seres humanos. Por otro lado, no hay programa alguno para la disposición de las placas solares que hoy se compran masivamente alrededor del mundo, lo que añadiría exponencialmente al enorme problema de basura electrónica (e-waste) que, desde hace unos años, ha empezado a aquejar el mundo. Esto condenaría al envenenamiento a muchos de los pobres del mundo, que buscarán cobre y otros metales para su venta en el mercado informal. Ese tetracloruro de silicio, cromo, cobre, cadmio y otros tóxicos que forman parte de las placas fotovoltaicas, no tienen vida media. Van a persistir en el suelo o el agua por los siglos de los siglos.
Se quiere resolver el problema de la intermitencia de la energía eólica y la solar con baterías. Sin embargo, aun con los problemas sociales que implica la extracción de su materia prima y el impacto ambiental que genera, incluyendo el de basura electrónica, su aumento en demanda efectiva ha resultado en un incremento sustancial de su precio. Esperamos que, a medida que incremente dicha demanda por las de reserva, continúe creciendo su valor en el mercado.
Finalmente, debemos señalar de nuevo lo que ya hemos dicho en otros artículos. La decomisión de plantas nucleares en Alemania y la inversión de millardos de euros en placas solares, ha llevado a Alemania a recurrir otra vez al carbón, esta vez en la forma de lignito (carbón marrón). Tal sustancia tiene la combinación fatal de ser sumamente barata, altamente contaminante y gran emisora de bióxido de carbono.
El público le tiene pánico a las plantas nucleares y sus desperdicios, pero no se siente de la misma forma en relación con el carbón. A pesar de que la industria nuclear le ha costado muy pocas vidas a la gente, usualmente no se entera de la cantidad de accidentes que ocurren todos los años en la industria del carbón. Por ejemplo, en Marruecos, hasta enero de este año (2018), han muerto 9,000 personas en una mina que ha sido cerrada, pero que sigue siendo explotada clandestinamente. Para el 2014, se calculaba que morían 7,500 personas al año en Estados Unidos debido al carbón.
Históricamente, la misma industria petrolera y de combustibles fósiles tiene mayor temor a la energía nuclear que a la solar. Estas son fuentes intermitentes que necesitan respaldo energético y, usualmente, dicha ayuda toma la forma de carbón o gas. La única manera de apoyar este tipo de renovables de manera estable y limpia, es vía la energía nuclear.

Anuncio de los años setenta a favor de la energía solar por la Oil Heat Institute, en contra de la construcción y apertura de una planta nuclear en Shoreham. Pueden ver el anuncio completo aquí.
Para combatir el cambio climático, necesitamos todas las fuentes de energía limpias, incluyendo las renovables (hidroeléctrica, eólica, geotérmica, solar y otras). Sin embargo, no podemos dejar fuera la única fuente de energía limpia y estable con la que la humanidad podrá contar ahora y en el futuro. A fin de cuentas, de acuerdo a James Hansen, prestigioso científico exmiembro de la NASA y eminente luchador ambientalista, la energía nuclear es la que ha sustituido el carbón y el gas, salvando, de esa manera, millones de vidas.
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Referencias
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