
Mandisa L. Thomas (Foto: Pedro M. Rosario Barbosa / CC-BY-SA 4.0+)
Durante el periodo del 22 al 24 de febrero, la presidenta de Black Nonbelievers, Inc., Mandisa L. Thomas dio conferencias en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, en la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana y en la Asamblea de Ateístas de Puerto Rico en el Colegio de Ingenieros y Agrimesores de Puerto Rico. En las tres ocasiones, ella relataba su realidad de atea dentro de un entorno afroamericano muy apegado a su religiosidad.
Ella como tal no creció dentro de una religión formal, pero sí en un ambiente neuyorkino en el que se espera que los de ascendencia africana sean fuertemente religiosos y ligados a sus congregaciones. La religión define a la comunidad negra de Estados Unidos. Aproximadamente el 80 % se identifica como religioso. En tal ambiente es sumamente difícil ser atea.
Thomas entiende que la religión es detrimental para los afroamericanos por varias razones. En primer lugar, esconde una historia horripilante y sangrienta marcada por una suerte de esclavitud en el que el cristianismo era impuesto por los amos. Tras la abolición de dicha institución, los negros en general encontraban fuente de sostenimiento y solidaridad en las iglesias. En ese espacio, tenían maneras para expresarse y para ascender su capacidad económica y política. En parte como reacción a este fenómeno se fundó el Ku Klux Klan (KKK), una organización cristiana racista cuyas actividades incluían la cacería y linchamiento de “personas de color” a nombre de perpetuar la pureza de la raza blanca.
Por mucho tiempo se utilizó la Biblia para justificar todas estas actividades. Se quería seguir propagando la imagen de un Dios que era blanco. En tales condiciones, los negros se veían a sí mismos de alguna manera subordinados a un ser distintos a ellos y más parecidos a sus antiguos amos.

Logotipo de Black Nonbelievers, Inc. https://blacknonbelievers.wordpress.com/
Más allá de este pasado doloroso, afirma Thomas que la religión ha lacerado las comunidades afroamericanas y han sido secuestradas por el cristianismo y el islam. Ninguna de ellos les hace reflexionar sobre las razones por las que son predominantemente cristianas o islámicas. Simultáneamente promueven la homofobia, el sexismo, la hipocresía, entre otros males. También suelen pasar por alto las acciones más perversas de sus líderes, tales como abusos sexuales y el maltrato emocional.
Otro punto que ella recalca es que a nivel económico estas iglesias han aportado muy poco. Al contrario, por concepto de diezmo u ofrenda toman mucho dinero de la comunidad mientras que devuelven muy poco de valor.
Para Thomas, toda esta situación previene que los afroestadounidenses busquen verdaderas soluciones a sus problemas más apremiantes. Ser un negro o negra no creyente es un verdadero reto para una sociedad particular de Estados Unidos que lo considera una traición a su piel, su ascendencia y su comunidad. Por ello, Thomas invita al público a ayudar su causa y que no imaginemos que los puertorriqueños no podemos ayudar de alguna forma. Al contrario, organizaciones ateas, humanistas y no creyentes pueden dar a conocer esta realidad y aportar mediante recursos o donaciones.
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