NOTA: La siguiente exposición no expresa mi posición en torno al tema. Como no experto en un asunto fuera de mi campo de estudio, me atengo al consenso científico en torno al tema, que puede siempre cambiar a medida que aparecen nuevos datos y nuevas teorías para explicarlos. Deseo incluir esta posición porque es parte de un debate que aun, con todo el consenso científico, se está desarrollando en el ámbito científico. Quisiera agradecer a Sergio Santos por llamarme la atención al respecto y al trabajo llevado a cabo por Cruz María Nazario y otros más al respecto. Aunque esta posición no necesariamente antagoniza al consenso científico, sí cuestiona algunas de sus bases para ello. Repito: en lo que a mí respecta, me atengo al consenso científico que puede cambiar según progresan los estudios a nivel internacional al respecto. Espero representar bien las opiniones del artículo que expondré. Al final haré una serie de preguntas en cuanto a su contenido.
En la revista cibernética 80 grados, se publicó un artículo titulado “La microcefalia no justifica la fumigación aérea” cuyos autores son Jorge L. Colón Rivera y Cruz María Nazario. Como bien indica el título, estos dos distinguidos investigadores cuestionan la sabiduría del CDC a la hora de decidir asperjar naled en Puerto Rico.

Centers for Disease Control and Prevention (CDC)
Lo que aquí nos concierne en este artículo tiene que ver con las dudas en torno a las bases científicas del CDC en relación con la asociación del zika y la microcefalia. De acuerdo con esta rama del gobierno federal, una de las razones por la que hace falta fumigar con naled se fundamenta en los hallazgos de enfermedades congénitas asociados con el zika. Sin descartar ese vínculo que, como hemos visto, ha sido establecido científicamente, Colón Rivera y Nazario cuestionan la gravedad de la situación.
Una vez más, nos vemos ante el famoso estudio publicado el 19 de mayo del 2016 por la New England Journal of Medicine:
Rasmussen, S. A., Jamieson, D. J., Honein, M.A. & Petersen, L. R. (2016, 19 mayo). Zika Virus and Birth Defects — Reviewing the Evidence for Causality. New England Journal of Medicine, 374, 20, 1981. doi: 10.1056/NEJMsr1604338.
En este estudio, sus autores problematizan la vinculación tan directa que se hizo en la literatura científica, primero por el Centro de Prevención y Control de Enfermedades Europeo (EPCDC) y respaldado por el CDC de Estados Unidos.
Parece ser que aunque el zika y la microcefalia están causalmente relacionados, el asunto luce mucho más complejo, al menos más que lo que quiere nos hacer entender el CDC. En su artículo, Colón Rivera y Nazario afirman que hubo serio problemas metodológicos a la hora de evaluar sus datos, aun cuando el CDC así lo da a entender. Nos dicen:
Sonja A Rasmussen MD y sus colegas de CDC, identificaron varias consideraciones favorables en esas dos investigaciones, pero igualmente criticaron que no hay consistencia entre al menos dos estudios epidemiológicos de alta calidad que hayan controlado los errores y sesgos que puedan confundir los resultados e inducir a conclusiones incorrectas. A pesar de que CDC reconoce estas limitaciones fundamentales, en el artículo no resaltan los problemas metodológicos que podrían invalidar los resultados. Un principio imprescindible en el campo de la epidemiología es el cuestionamiento de los métodos utilizados para investigar problemas de salud y el control de los errores y sesgos que pueden cometerse durante la investigación.
Colón Rivera y Nazario nos indican que los estudios citados por el CDC para sus conclusiones son descriptivos y que generan hipótesis, pero de por sí no “prueban” la hipótesis. Uno de los estudios que cita el CDC es un estudio preliminar, por lo que afirman nuestros autores:
Los investigadores no seleccionaron un grupo adecuado de comparación ni discutieron la posibilidad de errores de medición ni los sesgos de selección y de información. Los mismos no identificaron cómo fueron seleccionadas estas 88 mujeres, cuando en Río de Janeiro hasta ahora se han informado aproximadamente 38,196 casos de Zika.
Tras ello, nos brindan información en torno a la disparidad entre las concentraciones de incidencias de microcefalia y los del zika en Brasil. Sergio Santos me envió dos imágenes que presentan dicha distribución de incidencias y que (creo que) fueron preparados por la Dra. Cruz a partir de la información ofrecida por el Ministerio de Salud de Brasil:
Pueden acceder a la hoja de cálculo con los datos aquí.
Los datos nos revelan que hay una divergencia entre la distribución de reportes de incidencias de zika con los de la microcefalia. La mayoría sustancial de las incidencias de zika en Brasil se ha registrado en el centrooeste, mientras que los de la mayoría de los casos de microcefalia se obtuvieron en el noreste. En su artículo, nuestros autores elaboran más sobre este punto.
Además, nos dicen Colón y Nazario:
Vale la pena notar que en Mississippi la tasa de nacimientos con microcefalia fue 16 por cada 10,000 nacimientos vivos durante el 2006 al 2010 (años previo al Zika). Pero no tan sólo ese estado, también Luisiana (11.1 por cada 10,000 nacimientos vivos), Texas (11.5 por cada 10,000 nacimientos vivos) y Tennessee (11.6 por cada 10,000 nacimientos vivos) tuvieron una tasa de nacimientos con microcefalia similar a Mato Grosso (11.6 por cada 10,000 nacimientos vivos) cuyo riesgo de Zika es el más alto en todo Brasil (558 por 100,000 habitantes).
Uno de los ángulos que se ha explorado muy poco es la relación que tienen los pesticidas en la agricultura con las altas incidencias de microcefalia. Sin apelar a Abrasco y a Médicos de Pueblos Fumigados (¡gracias a Dios!) nuestros autores señalan que algunos de estos químicos han sido vinculados a problemas congénitos y la anencefalia (citaron este estudio, este y este para sustanciar su posición).
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Preguntas en torno a su análisis
Antes de comenzar con las preguntas quiero hacer una autocorrección. En un artículo cuestioné muy brevemente la eficacia del uso de trampas para el Aedes aegypti. Sin embargo, lo bueno del artículo de Colón y Nazario es que proveen las referencias que demuestran que sí funcionan y que han dado resultados (aquí y aquí). Esto indica que poner trampas para mosquitos sería una manera efectiva para combatir la proliferación de mosquitos y, por ende, el virus del zika.
Habiendo dicho esto, el artículo nos despierta a unas interrogantes. Lo siguiente no debe interpretarse como afirmaciones de parte de este servidor o como un acto de dudar de los distinguidos investigadores, sino como como un acto para inquirir en torno a este tema fascinante.
- Como señalamos en otro artículo, no solo existe el artículo del 19 de mayo, sino que la mayoría de los artículos publicados por el New England Journal of Medicine, incluyendo a varios artículos de opinión publicados después de esa fecha, vinculan la microcefalia principalmente (aunque no necesariamente exclusivamente) al virus del zika. De ahí que formulemos la siguiente pregunta: ¿Por qué la mayoría de la comunidad científica aparentemente no le presta mayor atención al artículo del 19 de mayo?
. - A pesar de que Colón y Nazario quieren explorar el lado de la influencia de los pesticidas como posible explicación para el aumento considerable de microcefalia en Brasil, ¿hay investigaciones en curso al respecto? ¿Por qué la mayoría de la literatura científica no considera seriamente esta posibilidad?
. - Sin lugar a dudas, puede haber una posibilidad real de un rol significativo de los anticuerpos contra el dengue como una medida que agrava la infección del zika según se ha podido constatar. ¿No sería bueno, tal vez, también buscar las áreas de concentración incidencias de dengue en Brasil previas a la epidemia del zika para ver si es posible proveer una mejor explicación con esas bases?
. - ¿No sería también bueno saber si se hace algún estudio relacionado con el nivel de riqueza o pobreza de la población? ¿No debería buscarse, tal vez, algún tipo de estudio comparativo en relación con el acceso de los infectados a nutrición, a agua potable o a un buen hogar?
. - Los científicos en general no están ignorando la disparidad estadística entre el alza de incidencias de zika y de microcefalia en Brasil y así lo ha dejado saber Declan Butler en la revista Nature en su versión cibernética. Una vez más, ¿por qué no se mencionan los pesticidas como una dimensión meritoria del problema? El artículo menciona solamente la exploración de las siguientes alternativas:
- Las serias deficiencias en colección de datos en los dos casos: el del zika y el de la microcefalia.
- Factores socioeconómicos
- El rol que pudo haber jugado la chikungunya en la epidemia presente del zika
- La falta de vacunación contra la fiebre amarilla
- Se ha encontrado virus parecido al bovino en el cerebro de niños que nacieron con microcefalia (improbable)
- Contaminación de agua
Una vez más, hago estas preguntas con espíritu de diálogo, ya que este aspecto es discutido y debatido por la comunidad científica a nivel global y del cual, sospecho, los científicos puertorriqueños tendrán bastante qué aportar.
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